El pasado sábado apenas se registraron dos homicidios en todo el país, y las autoridades asestaron nuevos golpes a la delincuencia, como parte de los operativos policiales y militares del Plan El Salvador Seguro.
Al respecto, el ministro salvadoreño de Seguridad, Mauricio Ramírez Landaverde, destacó la puesta en vigor de medidas que acorralan a los criminales y reducen su operatividad.
‘Estas medidas han sido un factor determinante para bajar incidencia delincuencial, aunque el crimen organizado busca la manera de que sean eliminadas’, enfatizó Landaverde.
De hecho, al incrementar la seguridad las órdenes de asesinar dejan de salir de las prisiones, donde los cabecillas criminales fueron puestos en régimen de aislamiento y les cuesta mover sus hilos en el exterior.
A su vez, la Policía Nacional Civil desmintió nuevamente la existencia de cárceles clandestinas o ilegales, así como de grupos de exterminio que salen a matar ‘mareros’, como afirman ciertos activistas sin demostrarlo.
Tales acusaciones son amplificadas con fines políticos por medios afines a la oligarquía salvadoreña, que con tal de atacar al gobierno lo acusa de violar los derechos humanos en su combate frontal contra el crimen.
‘Vemos las medidas extraordinarias como muy positivas, todos sabemos que la forma de cometer todo tipo de delitos desde las cárceles ha sido reducido drásticamente’, aseguró Howard Cotto, director nacional de la Policía.
