La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), por sus siglas en inglés) y la Secretaría de Cultura de la Presidencia lanzaron el libro denominado “Patrimonio cultural marítimo de El Salvador. Registro de pecios”, esta semana.
El evento estuvo presidido por la directora de la oficina de la UNESCO en San José, Costa Rica, Pilar Álvarez Lazo; la secretaria de Cultura de la Presidencia, Silvia Elena Regalado; el comentarista del libro e historiador de la Academia Salvadoreña de la Historia, Pedro Escalante Arce, y el autor del libro y arqueólogo Roberto Gallardo.
“Esta publicación busca el reconocimiento y protección de los sitios arqueológicos subacuáticos, así como cultivar el espíritu de descubrimiento marítimo en los jóvenes investigadores, y hacer un llamamiento a la creación de políticas de protección a este patrimonio”, confirmó Regalado.
Por su parte, Álvarez Lazo destacó la importancia de las investigaciones sobre este patrimonio, que no es más que “todo aquello que está sumergido y demuestra que los hombres y las mujeres han tenido una enorme habilidad y han construido, fabricado y realizado cosas extraordinarias”.
El libro es un compilado de las investigaciones resultantes del programa permanente del Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán (MUNA) –el cual inició en 2011–, Registro y Documentación de Sitios Arqueológicos Marítimos en El Salvador, dirigido por el arqueólogo Gallardo.
La publicación tiene dos objetivos: El primero es socializar el patrimonio cultural marítimo de El Salvador y, segundo, tomar medidas urgentes para su protección.
“Básicamente, este texto reconoce el potencial arqueológico, histórico y cultural de la costa salvadoreña, así como la situación actual de la arqueología subacuática en el país”, expuso el arqueólogo salvadoreño.
De igual manera, incluye la historia de los 10 pecios (barcos hundidos) registrados hasta el momento de la publicación. “Desde que se elaboró dicho documento hasta nuestros días se descubrió uno más (el PSJ-2) y el antiguo Puerto de Acajutla, los cuales no están incluidos en el libro”, amplió Gallardo.
Las embarcaciones que naufragaron en el mar territorial salvadoreño sobre las que el investigador hace referencia en su libro son: El barco de diésel Anden, ubicado en la Barra de Santiago, Ahuachapán, uno de los más recientes y el cual se hundió en 1982; y el vapor SS Colón, que se hundió en 1904, en el puerto de Acajutla.
Además, en Punta Remedios, en el área natural protegida de Los Cóbanos, están los tres vapores: SS Columbus, Cheribon y el Douglas; y en la playa San Blas, La Libertad, se ubica el vapor SS San Blas, que se hundió en 1901.
Llegando a la zona de la Bahía de Jiquilisco, allí residen los veleros Kirkdale (conocido comúnmente como Guirdalia) y Brucklay Castle (1896) y los vapores PSJ-1 y el SS Honduras (1886).
Cada capítulo menciona el pecio, el nombre si es posible —en la mayoría de los casos se ha logrado determinar el nombre de la embarcación—, su ubicación e historia, aunque el autor explica: “Somos un poco reservados en socializar su ubicación exacta”, pues no están exentos de saqueos y/o destrucción de los mismos.
La publicación se coordinó mediante el esfuerzo de la Secretaría de Cultura de la Presidencia, UNESCO y la Academia Salvadoreña de la Historia. Con ella, se espera contribuir al fortalecimiento de la identidad cultural marítima salvadoreña, marcar un punto de partida para continuar dichas investigaciones y motivar el sentido de curiosidad e investigación de los jóvenes arqueólogos y profesionales de otras disciplinas que quieran sumarse a estos esfuerzos.
“Patrimonio cultural marítimo de El Salvador. Registro de pecios”, está a la venta en las instalaciones del MUNA y su costo es de US$10.00. Los fondos recaudados de las ventas del libro servirán para continuar las investigaciones en materia de arqueología subacuática en el país.
Asimismo, acompañada a la publicación se presentó la muestra temporal denominada “Arqueología subacuática de El Salvador”, la cual permancerá abierta al público hasta el 28 de febrero del año en curso, en la Sala Introductoria del MUNA.