Frente a un rechazo, condena e indignación generalizada tanto dentro como fuera de Los Estados Unidos, el Presidente Trump, se vio forzado a emitir un decreto presidencial el pasado miércoles 20 de junio de 2018, que suspende la inhumana medida de separar a niños inmigrantes de sus padres, acción que han practicado autoridades migratorias estadounidenses, como parte de la política: «tolerancia cero», que implica procesar penalmente a inmigrantes adultos que cruzan sin papeles la frontera con México, afectando a miles de familias salvadoreñas y de otras regiones de Latinoamérica.
Un día antes de firmar la orden ejecutiva, Trump calificaba de inevitable la separación de los niños de sus padres, pensamiento intolerante del mandatario que es congruente con su decisión de abandonar el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, para evadir compromisos más amplios sobre el respeto de los Estados Unidos a los derechos humanos de los demás pueblos y Estados del mundo, a los cuales juzga de acuerdo con su particular punto de vista, exigiéndoles de forma unilateral conductas que los Estados Unidos no pueden igualar.
La separación de los niños de sus padres en sí misma es una flagrante violación a los derechos humanos y a la institución de la familia protegida en el numeral 3 del artículo 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que dice: “La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”, en consecuencia el derecho a vivir en familia fue totalmente violentado con la acción desintegradora ejecutada por las autoridades migratorias de Estados Unidos.
Además de esta violación el mundo fue impactado y agredida la sensibilidad de millones de personas por las condiciones físicas denigrantes por las que atraviesan los infantes, recluidos en recintos similares a jaulas, condiciones que de seguro dejará huellas nada agradables en cientos de niños y niñas sometidos a una forzosa desintegración familiar.
El decreto del Presidente Trump sólo es un paliativo, no queda claro sí la orden ejecutiva garantiza la pronta reunificación familiar, aspecto por el cual debe trabajarse desde las instancias de gobierno; se entiende que a futuro la separación de progenitores e hijos no se repetirá; pero debido a que el flujo migratorio no se detiene, es obvio entonces que los futuros padres y madres inmigrantes que sean sorprendidos en la frontera sin papeles serán llevados a un mismo recinto de detención, para ser sometidos a la política de cero tolerancia del señor Trump, que no se aplica con guantes de seda, por ello, la lucha por la humanización de la política migratoria de los Estados Unidos es permanente y pasa por garantizar un trato humano a nuestros compatriotas, pero especialmente a crear condiciones para que los salvadoreños construyamos el sueño americano en nuestro propio territorio.