Investigadores de la Universidad del Sur de Dinamarca hallaron que tres volúmenes de los siglos XVI y XVII estaban envenenados con arsénico. Los investigadores analizaron dichas obras con rayos x porque tenían sospechas de que sus cubiertas estaban fabricadas con restos de pergaminos más antiguos y fue así como encontraron que los volúmenes estaban impregnados con esa sustancia.
Dependiendo del tiempo que hubiese durado la exposición a dicha sustancia, la persona que usase dichos libros podría haber sufrido trastornos en la piel o en el estómago, aunque en este caso la dosis no era suficiente como para acabar con la vida de un ser humano.
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