Walter Raudales.
Nadie corta un trozo de un vestido nuevo para arreglar un vestido viejo. De hacerlo así, echará a perder el vestido nuevo; además el trozo nuevo no quedará bien en el vestido viejo. Ni tampoco se echa vino nuevo en odre viejo, porque el vino nuevo hace que el odre reviente, y tanto el vino como el odre se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en odre nuevo. Y nadie que beba vino añejo querrá después beber el nuevo, porque dirá que el añejo es mejor”.
Esta sencilla pero profunda parábola encontrada en Mateo, Marcos y Lucas, los conocidos evangelios, es aplicable en la realidad política de El Salvador de estos días.
Ante la imposibilidad, en varios intentos, de inscribirse para participar en las elecciones presidenciales próximas (febrero de 2019) el nuevo instrumento político “Nuevas Ideas”, (aún en formación y en proceso de inscripción), terminó aceptando correr, con su máximo representante para la presidencia de la República, en la contienda electoral a través del partido Gran Alianza Nacional (GANA).
Este partido de derecha fue creado por Antonio Saca, a partir de una fractura de ARENA, cuando el ex presidente, en la cárcel y ahora corrupto confeso, fuera expulsado del mismo. Saca junto a varios diputados areneros crearon el partido GANA, quienes en sus planteamientos ideológicos se definen como derecha. Han corrido para elecciones, han tenido diputados, han presidido la Asamblea Legislativa y poseen varias alcaldías. Para nadie es un misterio que el dinero para la creación de este instrumento político surgió de las arcas sucias de Saca.
En resumen podríamos decir que “Nuevas Ideas” es lo “nuevo” (en tanto temporalidad, porque no conocemos ninguna nueva idea, de hecho no existe aún ningún plan de gobierno o un decálogo de ideas que pudieran juzgarse o estudiarse como nuevas ideas).
Decimos “nuevo” en el sentido del tiempo pues nunca ha participado en elecciones como tal, de hecho es la primera vez que participaría de esa forma. Así las cosas, continuando con nuestra parábola de entrada lo nuevo sería “Nuevas Ideas” y lo viejo GANA.
Recipiente cuestionado y roto
“Nuevas Ideas”, según publicaciones de sus fundadores y voceros intentan aglutinar una nueva generación, y ello trae consigo un nuevo personaje. Todas estas variables de “novedad” sucumbieron a la urgencia y desesperación, realidad que les llevó, en un proceso enfermizo de ceguera, a aliarse (¿Quién sabe en qué condiciones?) con un instrumento político cuestionado, roto y viejo.
¿Cuál ha sido el aporte de GANA al país desde los espacios en donde han tenido controles políticos? La respuesta: escasos o ninguno. Más bien salpica la corrupción, el escándalo, el favoritismo, tráfico de influencias con sus líderes acusados de corrupción y sin ningún aporte al país más que su propio beneficio.
El resultado: el desparrame.
No es fácil explicarle a la gente, en especial a sus seguidores, ese giro acrobático anti-ético. Si la narrativa permanente de “Nuevas Ideas” siempre ha sido cuestionar y distanciarse de estos partidos e instrumentos políticos “viejos” acusándolos de anticuados y “dinosaurios” ¿Cómo es que ahora te subes a uno de ellos?
Surgen muchas preguntas. Es genuino cuestionarse por los motivos de semejante decisión. Y la respuesta es maquiavélica. El fin justifica los medios. ¿Y cuál es el fin? Participar en la contienda a toda costa. Eso parece. Así las cosas el resultado será lo que prevé la parábola del vino nuevo y la vasija vieja, se romperá y se desparramará. Así de sencillo. Habrá desparrame y si en algún momento hubo alguna idea válida y genuina quedará desparramada porque no se echa vino nuevo en odre viejo, mucho menos si ese odre está corrupto, cuestionado y desacreditado, que es la realidad de GANA.
Es una pena que así sea, porque la oxigenación que en su momento pudo significar tal entusiasmo, quedará disminuido al no saber interpretar los signos políticos de sus tiempos, por no aprender a esperar, por dejarse carcomer por la soberbia (el primero de los siete pecados capitales), por carecer de sabiduría social y política. El vino nuevo tiene que ser conducido en odre nuevo (eso es bíblico, es decir histórico, es de humildes comprenderlo). Un vestido nuevo no se rompe para costurar un vestido viejo, cuando eso sucede se arruinan los dos.
Bienvenidos “Nuevas Ideas” a la tranza.
Si todo lo nuevo lo echamos en un recipiente sucio y deteriorado, y/o «remendado» y hasta «reciclado» de otras corrientes, el resultado será el que ya dijimos: el desparrame, es decir la intrascendencia, en este caso político.
Las lecturas apresuradas de las coyunturas cotidianas no nos dejan ver el bosque y eso parece ser que le pasó al entorno de los dirigentes de “Nuevas Ideas”. Yo no soy quien para dar consejos y cátedra de ningún tipo pero el sentido común me indica que lo mejor hubiese sido un movimiento nuevo como su nombre, sería entonces y sólo entonces que la ciudadanía podría haber dado el beneficio de la duda a una alternativa nueva y diferente al resto.
Ahora, enlodados, sólo les queda jugar los mismos juegos que tanto cuestionaron. Tendrán que enfrentar la real política y ahí se hacen alianzas, (lenguaje culto) ahí se hacen tranzas (leguaje popular). Bienvenidos “Nuevas Ideas” a la tranza.