Francisco ha decidido dejar de contar con dos de los cardenales que están participando en la reforma de la Curia vaticana. Implicados en sendos casos de pederastia, los cardenales George Pell y Francisco Javier Errázuriz serán expulsados del denominado C-9.
Esta comisión está formada por un grupo de colaboradores que asesoran al Papa en la redacción de una nueva Constitución Apostólica, lo más parecido a una Constitución de la Santa Sede. Los abusos sexuales a menores siguen marcando a la Iglesia en una semana en la que se ha hecho público un informe judicial que acusa a más de 300 sacerdotes por hechos de este tipo en el Estado de Pensilvania (EEUU).
Esta semana comenzaba en Australia el juicio contra el cardenal George Pell, jefe de las finanzas del Vaticano –actualmente en excedencia–, que se enfrenta a «múltiples» acusaciones a lo largo de varias décadas por abuso sexual infantil.
El proceso comenzó después de que Pell declarara en varias ocasiones en la comisión oficial que investigó de 2013 a 2017 la respuesta de la Iglesia en Australia a las acusaciones de pederastia cometida en su seno. Finalmente llegó a la conclusión de que en ese país hay «decenas de miles de víctimas».
Casi al mismo tiempo que daba comienzo el juicio, la Corte Suprema de Pensilvania daba a conocer un extenso informe que documenta 1.000 casos en seis diócesis y acusa a 300 sacerdotes. «Sabemos que ya han oído hablar de casos como este. Ha habido otros informes sobre el abuso sexual a niños dentro de la Iglesia Católica. Pero nunca a esta escala», arranca el documento que acredita cómo durante más de 70 años la Iglesia ha ocultado estos casos trasladando a los presuntos agresores de una diócesis a otra e intentando silenciar a las víctimas.
Mientras, la justicia de Chile sigue en plena investigación por los casos denunciados en el seno de la Iglesia, a la que pertenece el otro de los miembros del C-9 expulsados por Bergoglio. El cardenal Francisco Javier Errázuriz ha sido denunciado por las víctimas de Fernando Karadima, ya condenado, como uno de los obispos que, desde el principio, encubrió a los abusadores y amenazó a las víctimas.
El Papa sella con la expulsión de Errázuriz un gesto después del escándalo surgido tras su viaje al país hace unos meses, cuando desconfío de las víctimas que acusaban a otro sacerdote, Juan Barros, de encubrimiento. Poco después Bergoglio rectificó y admitió «graves equivocaciones», lo que motivó la reapertura de la investigación que ha llevado a la renuncia en bloque de todos los obispos chilenos tras una reunión con el Papa en el Vaticano celebrada el pasado mayo.
El escándalo de la Iglesia chilena, en la que al menos un tercio de sus obispos ha sido acusado de encubrimiento, ha motivado una investigación detallada de la Fiscalía, que el 21 de agosto ha citado como imputado al cardenal de Santiago de Chile, Ricardo Ezzati, y se plantea hacer lo mismo con Errázuriz. Ambos, hombres de confianza de quien fuera Secretario de Estado del Vaticano con Juan Pablo II, Angelo Sodano, son según la investigación algunos de los máximos responsables de la dinámica de ocultación de la pederastia en el país.