Cuando hablamos del mundo del trabajo quisiéramos que este tuviera seguridad, es decir que no quisiera que tarde o temprano nos quedáramos sin él, por diferentes razones decisiones gubernamentales, regímenes genuflexos, económicas, sociales, tecnología, o simplemente ideología en tanto que eso significa que sin ingresos no hay forma de planificar un futuro, es por ello que además del empleo, el salario es uno de sus elementos más importantes para las personas trabajadoras.
El trabajo sigue siendo un pilar de la vida de las personas, las sociedades y la política, y es por eso que hay una importante necesidad de saber cómo se mueve la globalización y las fuerzas fácticas que están pretendiendo ganar elecciones próximas.
“La Constitución de la OIT alude a la función social del trabajo, y recalca que «todos los seres humanos, sin distinción de raza, credo o sexo tienen derecho a perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual en condiciones de libertad y dignidad, de seguridad económica y en igualdad de oportunidades» (Declaración de Filadelfia, artículo II, a).
Esta formulación refleja la idea de que el trabajo sirve para atender necesidades materiales, y que además guarda relación con la realización personal. A estos elementos cabe añadir el papel del trabajo como elemento de cohesión de las personas en una sociedad.”
Tenemos condiciones objetivas y subjetivas en el país que propicien el cumplimiento irrestricto de esta premisa, tal como ha ido evolucionando el trabajo en nuestra sociedad salvadoreña pareciera que no—y cuando se presentan aspectos políticos que modifican alguna ruta económica que cambiaría el estatus quo de los grupos corporativos y sus gremiales, empiezan a despotricar llenos de pánico, pues estaría implicando que otros ganen y los acostumbrados a dominar el juego y ganar se vuelvan perdidosos.
Deberían seguir el ejemplo de la clase trabajadora que constantemente pierde afectando su futuro que cada vez se vuelve más incierto; y nunca es la retórica de la incertidumbre planteada por el capital y los empresarios.
El trabajo debe estar protegido para que sea seguro y no exista la desprotección que lo haga vulnerable a la accidentabilidad, a las enfermedades, discapacidades o termine en la muerte; y es claro que se debería actuar en la línea de no violar los derechos laborales y sindicales de las personas trabajadoras; es claro si todos pensáramos empresarios dueños de los medios de producción y personas trabajadoras que venden su fuerza de trabajo por un salario; que no es solamente para cubrir las necesidades para vivir, sino es para contribuir al desarrollo personal; y una sociedad que se ahoga en la criminalidad y la violencia laboral no ofrece cumplir con estos parámetros, y así el futuro del trabajo continuará debilitándose y cayendo en la prohibición de convertirse en un artículo de comercio.
Es por ello clave conocer cómo está organizado el trabajo, y quien se beneficia con tenerlo de esa manera; la derecha económica no tiene las bases para tener una actividad laboral con sentido y con una característica distintiva e inherente a la necesidad del ser humano, de ahí la importancia decisiva de acceder a un trabajo significativo que ofrezca un espacio para la autonomía y la creatividad; los trabajos monótonos, repetitivos y penosos no lo permiten.
Pero el INSAFORP, sigue formado en capacidades profesionales que no llevan a ningún lado, la educación sigue perdiéndose en un aprendizaje poco práctico y nada relista y convierte a las personas en incapaces para desempeñar un trabajo con tales características.
Es importante destacar que esta lógica se hunde cuando se interrumpe, ante el impacto psicológico devastador del desempleo. De hecho, como dice OIT “el trabajo proporciona toda una red de conexiones entre la persona y la sociedad: las conexiones formales de las leyes y los pactos; las conexiones personales y colaborativas con quienes se interactúa en el trabajo; las conexiones asociativas y comunitarias que suele generar el trabajo; las conexiones materiales y de imagen que definen la jerarquía y el estatus; y las conexiones que definen el equilibrio y el desequilibrio entre vida privada y vida laboral”.
La cuestión es más bien de qué modo los procesos actuales de transformación pueden moldearse para que el trabajo esté en mejores condiciones de cumplir esta función; ¿cuáles son sus posibilidades y cuáles sus riesgos?
De qué modo algunos de los cambios están incidiendo en la organización espaciotemporal del trabajo. Cuándo, cómo y dónde realizamos nuestro trabajo son características fundamentales del trabajo en general. Los acontecimientos históricos ya han cambiado estos aspectos; de hecho, siguen haciéndolo, y ello conlleva profundas consecuencias para las personas y la sociedad.
*Sindicalista salvadoreño