La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año vienen al mundo unos quince millones de niños prematuros, lo que supone en torno a uno de cada diez nacimientos. Estamos hablando de un problema de salud grave, pues las complicaciones que se derivan de la prematuridad son la principal causa de defunción en niños menores de cinco años.
Como casi siempre, el mayor riesgo de sufrir secuelas graves tras un parto prematuro se produce en regiones con menos recursos: mientras que en países con altos ingresos la tasa de mortalidad de los bebés prematuros extremos (nacidos antes de las 28 semanas de embarazo) es del 10%, esta cifra se eleva al 90% en los países con ingresos bajos. Además, más del 60% de los nacimientos prematuros se producen en Asia y África.
Según la OMS, las tasas de nacimientos prematuros están aumentando en todo el mundo, aunque es posible que este dato esté sesgado debido a que en los últimos años el seguimiento de este problema de salud es más exhaustivo.
Por otro lado, el aumento de la edad de las madres y los factores de riesgo asociados a la misma (hipertensión, diabetes gestacional…) podrían ser otra causa del adelanto del parto. Las mayores tasas de embarazos múltiples, derivadas de la proliferación de tratamientos de reproducción asistida, son también un factor que explicaría este aumento de nacimientos prematuros.