Casi todos los trabajos tienen cierto nivel de estrés, esto está claro. En algunos es más acusado que en otros. Los nervios causados por las exigencias irrazonables de los clientes son uno de los ejemplos. Trabajos durante excesivas horas y el trauma emocional que conlleva, también. La mayoría de las personas encuentran su manera única de controlar y superar el estrés. Sin embargo, otras, por la circunstancia que sea, son incapaces de soportar el estrés del trabajo.
Año tras año, tanto el dentista como el médico permanecen entre las ocupaciones con las tasas más altas de suicidio. Por extraño que parezca, han surgido evidencias contrastantes en países como Gran Bretaña que indican que la tendencia opuesta es cierta: las ocupaciones que requieren menos habilidad tienden a tener mayores tasas de suicidio.
En 2017, los trabajos con mayores tasas de suicidio fueron: médicos, dentistas, oficiales de policía, veterinarios, servicios financieros, agentes inmobiliarios, electricistas, abogados, agricultores y los farmacéuticos.