(Por: Róger Hernán Gutiérrez*)
El tiempo va pasando y al parecer se quiere hacer creer que el mundo ha iniciado a partir del uno de junio—es claro que si hiciéramos una aplicación del “principio de la negación de la negación”, estaríamos hoy enrumbados en una acción con mayor tino y consecuencia hacia los derechos laborales. Negando lo que pasó antes de esa fecha, pero retomando lo que se hizo de bueno en esa fase compleja y cuestionada. Lo más fácil negarlo todo, nada de lo que se hizo ayer fue bueno, y de esa manera pensar que comenzamos de cero, pero luego analizar fríamente que aquello que primariamente negamos, luego tiene algo de bueno y positivo para la nueva ruta que hemos definido.
Sin embargo seguimos con un diagnóstico a medias, nuestro actual Ministro de Trabajo, aunque de origen sindical, ha sido a lo largo de su trayectoria un líder cuestionado, sus esfuerzos han sido de un obrero patronal, pactar con la fuerza patronal para salvar su pellejo de actos que le pudieran desestabilizar su trabajo concreto. Lo vimos apoyando a Norman Quijano en la Alcaldía—en ese tiempo se mostraba parte de las fuerzas sociales de ARENA, con el frente en la Alcaldía hizo lo que debía hacer el trabajo sucio para desestabilizar el gobierno local, para beneficio de los otros intereses. Es claro que su interés individual, lo escondía con demagogia, con una que otra acción de confrontación para disputar las masas que en su mayoría fueron desarticuladas, luego de introducir el modelo no sindicato, y un ataque sistemático a despojar al Estado de su fuerza y activos (proceso de un modelo económico de libre marcado) fortalecido con la doctrina neoliberal.
La ruta por la reivindicación de los derechos laborales—sigue cuesta arriba—veámoslo en los aspectos medulares de la coyuntura: empleo; salario mínimo y seguridad social. Dichos eventos en materia de empleo, no se pudo revertir que el capital invirtiera para fortalecer el mercado interno; y se limitó la inversión a una contracción de la actividad económica, para mantener los niveles de acumulación de la ganancia en pocos grupos económicamente dominantes, donde 160 millonarios acumulan el 87% del producto interno bruto.
Esto mantiene una economía totalmente desventajosa para la clase trabajadora, lo que no permite que el trabajo en su valor se mejore en su objetivo primordial la satisfacción de las necesidades vitales y fundamentales para una existencia de bienestar individual y colectivo. Esa forma de entender la economía por estos grupos económicos, hace que la discusión por mejorar el salario mínimo y ampliar el poder adquisitivo de los salarios en general, sea una contienda dura y siempre confrontativa con el capital (lucha de clases).
Y el actual Ministro de Trabajo, se encuentra en esa disyuntiva, si estará velando por los intereses de los de abajo, lo que implicará un posicionamiento claro por un incremento en general de los salarios y del mínimo, y que aún sigue sin darse cuenta que muchas empresas privadas continúan sin pagarlo de acuerdo al decreto que fue revisado para pagarse de conformidad a los períodos diarios, catorcenales, quincenales y mensuales, según la forma de pago o se habrá de plegar como históricamente lo ha hecho a los intereses de los de arriba(empresarios) que mantienen en un empobrecimiento constante a las personas trabajadoras en los diferentes campos de la economía.
El otro asunto es el sistema de pensiones—el cual lo ha señalado bien que no satisface los intereses de los dueños de los fondos de pensión, y de nuevo se tiene que definir si está contra la acumulación de riqueza de las AFP (capital corporativo), que mantienen un sistema injusto; y que el anterior gobierno no hizo la acción política de replantearse la disputa del poder de dichos fondos empujando la nacionalización y una reforma de rescate de un sistema de pensiones público.
Los conflictos laborales están planteados la fábrica de productos Hand Brand de calcetines en San Juan Opico, que claramente demanda derechos laborales violentados por la guía de bufetes de abogados gangster del capital, que se cubren de enormes ganancias a cambio de mantener anulada la organización de las personas trabajadoras.
En otras empresas—las inspecciones laborales son viciadas, para evidenciar el atropello a elementales derechos laborales—las conciliaciones son flojas, y las patronales se nutren de las debilidades de la persona conciliadora incapaz de hacer valer derechos consagrados en la legislación, lo que permite el abuso de la acción de los bufetes de abogados especializados para evadir la ley—y en donde la incapacidad e incompetencia del árbitro máximo de la ley—el Ministro de Trabajo—sigue sin empujar el barco a su cargo, hacia la reivindicación plena de los derechos laborales.
*Sindicalista salvadoreño