En Moscú están probando con éxito los métodos más recientes para tratar el cáncer de recto.
En el pasado, casi todos los pacientes diagnosticados con este tipo de cáncer perdían su órgano y pasaban el resto de su vida con una colostomía—una abertura artificial en la pared abdominal para el intestino grueso— y una bolsa para recoger las heces. Ahora, incluso en casos muy complicados, el órgano puede ser preservado, y la enfermedad entra en remisión por años.
La tecnología de la operación
«Primero, irradiamos el tumor y las áreas circundantes. Pero solo las más cercanas, digamos. Los huesos y la vejiga no están incluidos, y por lo tanto en el futuro no ocurrirán enfermedades relacionadas. Luego hacemos varios cursos de quimioterapia. Observamos el tumor, esperamos y no operamos. Incluso si el tumor ha disminuido significativamente después de 12 semanas pero no ha desaparecido, no lo operamos. Le daremos al paciente dos cursos más de quimioterapia. Como resultado, las células tumorales degeneran en tejido fibroso, el cual se extrae a través de una cirugía anal. El órgano se conserva, no hace falta la colostomía», explicó Zamán Mamedli, jefe del departamento de proctología del centro Nacional Médico del Estudio del Cáncer Blojín.
El centro participa en un experimento internacional sobre este método de tratamiento del cáncer rectal, y Mamedli representa a Rusia en la investigación.
Tras una operación de este tipo no quedan cicatrices. Los instrumentos manipuladores especiales, que son controlados por un cirujano que observa su trabajo en el monitor, se insertan en el abdomen del paciente. El riesgo de complicaciones es mínimo y la recuperación es rápida. Mucha gente entra en remisión por años.
«Esta idea causó una conmoción»
En el 2010, Mamedli escuchó un informe de científicos brasileños en una conferencia internacional sobre oncología. El informe sugirió que los pacientes diagnosticados con cáncer rectal no deben ser operados inmediatamente sino que hace falta esperar un tiempo para ver si el tumor responde bien a la quimioterapia. El tumor maligno podría simplemente desaparecer, señalaron los investigadores.
«Entonces, esta idea causó una conmoción. Todos se rieron porque era imposible imaginar que un paciente con adenocarcinoma rectal no fuera operado. Pero algunos especialistas se interesaron por las conclusiones de estos brasileños. Un año más tarde, en otro congreso internacional, decidimos unir fuerzas con colegas de dos docenas de países para seguir a los pacientes juntos. Esperábamos reclutar suficientes pacientes en un corto período de tiempo para llegar a una conclusión razonable sobre si el nuevo método era efectivo o no», continúa Mamedli.
Sin embargo, los resultados provisionales de muchos años de trabajo conjunto se publicaron solo el año pasado. Eso sí, aparecieron en la revista científica médica más autorizada del mundo, The Lancet.
El artículo analiza datos de más de 1.000 pacientes y llega a la conclusión de que esta práctica es justificada y segura en grandes clínicas.
«Desafortunadamente, no todos los pacientes responden de manera similar a nuestros métodos. Aún no sabemos por qué los tumores de algunos pacientes desaparecen mientras que otros no responden a la radioterapia en absoluto. Es imposible predecir cuál será la respuesta en cada caso. Pero para entender todo esto, ahora estamos formando una enorme base internacional», añade el médico.
Se trata de la International Watch & Wait Database (IWWD) —una base de datos que recoge información sobre pacientes de todo el mundo cuyo tratamiento se basa en nuevos métodos—. Los oncólogos rusos envían sus resultados allí cada seis meses. El estudio se encuentra en su séptimo año; para evaluar la eficacia de la metodología es necesario recopilar datos de al menos diez años.