(Por: Luis Arnoldo Colato Hernández, Educador)
El asesinato estadounidense del general Suleimaní, responsable del Quds iraní en Iraq, el pasado 4, justificado por la supuesta planificación del general, de acciones contra objetivos norteamericanos, afirmaciones que no respaldará ni Trump ni Pompeo por separado con ninguna prueba, añadiendo además, “…aquella acción busca prevenir una guerra, no provocarla…”, asegurando tener hasta 52 nuevos objetivos iraníes contemplados de haber una retaliación iraní, sumando hasta 3500 tropas más en el golfo, que sin embargo no evitaron el sábado un ataque a instalaciones militares estadounidenses en Iraq.
Pero, ¿Por qué Trump arriesga esta escalada?
En su particular estimación, debería haber logrado un golpe de efecto en la opinión pública, confiando que este asesinato aglutinaría en torno a su persona el apoyo estadounidense, de manera parecida a lo sucedido en la época de Obama con el asesinato de Bin Laden, cuando algunos ciudadanos se reunieron frente a la casa blanca, presentando aquello como multitudinario, cuando en realidad fueron apenas unas cuantas personas, cuya presencia fue manipulada mediáticamente y utilizada para generar una expectativa diferente a la real.
De paso, jamás Laden fue presentado ante los tribunales para que respondiera por la supuesta planificación de los ataques a las torres gemelas, o por los asesinatos que aquella acción reportara, lo que es un contradicho con la supuesta cruzada civilizadora que occidente desplegara en el golfo, y sí el vulgar asesinato de un anciano, que de ser responsable, valdría mejor no haber hecho de él un héroe y un mártir, sino apenas aquello de lo que lo acusara el ex presidente Bush: un vil asesino que debió ser juzgado por sus crímenes.
Hay que acotar que a la fecha, además del juicio político mediático según el cual fuera Laden el responsable del ataque, no existen pruebas válidas jurídicamente en los tribunales estadounidenses que lo demuestren, lo que mueve a miles de ciudadanos estadounidenses a demandar al gobierno de los EU un proceso objetivo y abierto del ataque, que a la fecha sigue sin convencer a políticos, académicos, científicos y ciudadanos en general, dadas sus particularidades.
Ello está presente en la mente del senado estadounidense, que se niega a respaldar a Trump, cercándolo más en el proceso por Empeachment, por lo que su segundo objetivo, de carácter político, también es fallido.
Finalmente, esta demostración de fuerza denota que el ala militar se impone, la misma que ha perdido todos los conflictos para EU desde la 2WW, y que ahora incluso lo aísla de sus aliados más cercanos, quienes lo rechazan dadas las imprevisibles consecuencias.
Entonces, además de escalar las tensiones, siguen los EU sin asumir que el asalto a la embajada el pasado jueves se origina no solo en el rechazo a su presencia, pero además al proyecto político impuesto a Iraq, que en la práctica implico el asesinato de 2,000,000 de iraquíes[ONU], así como por la corrupción generalizada, favorecedora de la presencia estadounidense, por lo que todo se reduce a que la población está cansada, y lista, para que otro Bagdadí aproveche el espacio.