(Por: Róger Hernán Gutiérrez*)
En el ámbito laboral, el panorama que va configurándose está vinculado a todo aquello que pretende ganar votos para una situación electoral que se avecina, y los asuntos laborales parecen no atraerlos y hay elementos de una mayor manipulación en los temas, que van ir abarcándose hasta lograr una situación política más favorable.
La administración del trabajo, ha vinculado en un primer momento el asunto del presupuesto que derivó en un manejo publicitario sobre que el anterior ejercicio de enero a mayo había gastado más, y restaban 9 millones para el período junio-dic2019. Esta situación fue claramente una situación manipuladora que llevaba otros fines: 1°) Sembrar en la mente de la población que desde los primeros días se iban a iniciar una serie de cambios profundos para llevar la justicia laboral a otros niveles, y desacreditar el anterior ejercicio, era un motivo; 2°) No pasó nada con el personal y algunos traslados y/o acercamientos con el personal anterior, definieron y derivaron en nuevos compromisos con la nueva administración—y los que llegaron son los que ahora forman el círculo de confianza, y deciden lo que tenga que hacerse para arrojar resultados de beneficio político.
Un segundo momento derivó en atraer a los grupos sindicales—para dar la imagen de que no iban a existir “privilegios”, y se introdujo una serie de reuniones con diferentes grupos sindicales que pretendían rescatar aquéllas organizaciones sindicales autónomas, que no estuviesen ligadas a partidos políticos. Tales encuentros con el movimiento sindical derivaron en identificar en alguna forma cuáles eran los síntomas, las apreciaciones y concepciones que se tenían de la anterior administración. Algunos presentaron solicitudes de audiencia que no fueron cumplidas, y muchas denuncias y demandas fueron manipuladas, como serían los temas de salario mínimo, pensiones, libertad sindical, la ley de la función pública, etc esperándose agrupar elementos para lo que continuaría después—la Conferencia Internacional del Trabajo—.
La queja del sector empresarial y del sindicalismo pro empresarial, unido en la demanda, que a su base tenía el bloqueo de la no elección del Consejo Superior del Trabajo, situación que venía sosteniéndose desde el 2013, y que mantenía a dicho órgano consultivo en total inactividad, y que tal situación era rechazada por la ANEP y el grupo sindical afin, que rebalsó el vaso cuando después de las elecciones del Consejo Nacional del Salario Mínimo, los representantes empresariales no asumieron sus cargos y comenzaron a deslegitimar la actuación del CNSM, cuestión que derivó por que el Gobierno no aceptó los aumentos muy mínimos de junio 2016. El trabajo entre los representantes gubernamentales y sindicales arrojó incrementar el salario mínimo entre 40 a 120% a partir de enero2017—el incremento más sustancial en toda la historia; para tres años que se vencieron en dic2019, sin que el nuevo Consejo haya aún decidido un nuevo aumento. Siendo esto, está por dilucidarse en el presente tiempo.
Se asistió a la Conferencia de la OIT, y en las pláticas que implicaron la interlocución con los grupos sindicales que llegaron a la reunión de Ginebra, se establecieron compromisos para retomar los acercamientos con el movimiento sindical, tales compromisos fueron incumplidos lo que determinó un giro hacia intereses pro empresariales—que empezaron a favorecer a la ANEP y los grupos sindical afines a estos intereses. Desde ese momento el perfil de la administración del trabajo empezó a tener otra tendencia; para finalmente elegir a los representantes del Consejo Superior del Trabajo y del Consejo Nacional del Salario Mínimo en el último trimestre, sin resultados, y más que todo una situación donde dichos organismos quedaron sin credibilidad para hacer un trabajo limpio y de justicia social en todo momento—decisiones y la falta de ellas en uno u otro de los entes han arrojado de nuevo la duda de que se vayan a definir cuestiones en pro de la clase trabajadora, pero no es así.
El peripló ha continuado estableciendo las visas de trabajo—que rebasó los límites de la publicidad y la demanda de empleo, a partir de ese tema el panorama generó una gran expectativa que aún se queda en una nube de duda de si esa acción vaya significar un avance importante en la política de empleo del país, y vaya encauzando un panorama positivo hacia votos y nuevas retóricas laborales que se puedan explotar políticamente.
El tema de pensiones, no se ha organizado la mesa, tampoco hay un claro posicionamiento sobre un nuevo incremento sustancial al salario mínimo—las visas de trabajo se dieron en una cantidad que no es suficiente. Y la libertad sindical está siendo selectiva para unos en detrimento de otros; el manipuleo en la administración del trabajo sigue siendo una realidad que no ha cambiado, y que da un panorama que aún no logra trascender.
*Sindicalista salvadoreño