(Por: William D. Martínez)
Hace pocos meses, el Foro Económico Mundial dio a conocer los resultados anuales de la evaluación llamada Programa Internacional de Evaluación de los Alumnos “PISA”, el cual sirve para conocer el grado de avance en las dimensiones lectoras, científicas y matemáticas que han adquirido los estudiantes para vivir plenamente en una sociedad.
PISA es una evaluación mundial que califica a los países según los progresos en el área educativa. En pocas palabras, es un termómetro de cómo anda la educación mundial e individual.
El Salvador ni se menciona y no es el por el tamaño del país, pues Singapur es un país mucho más pequeño y se ubica en el primer lugar de los países mejor evaluados del mundo en educación.
Las autoridades del Ministerio de Educación MINED, deben asumir en el 2020 como prioridad realizar un diagnóstico educativo (acompañado de un análisis profundo por expertos multidisciplinario en educación, psicología, sociología y la más importante la filosofía ), ya es tiempo y la educación nacional lo merece.
En el segundo país mejor evaluado como lo es Finlandia, todas las escuelas son financiadas públicamente, tienen los mismos objetivos y los profesores son seleccionados rigorosamente de entre el 10% de los mejores profesionales del país.
Habrá que promover una objetiva evaluación de las acciones y resultados obtenidos por las instituciones educativas públicas, así como de la mal llamada modalidad a «distancia», especialmente en la asignación de recursos.
Ya con los datos objetivos de la realidad educativa nacional, es de comenzar a planificar una verdadera reforma educativa estructural a largo plazo, debe incluirse desde la enseñanza de los párvulos hasta la educación superior, pues es en las instituciones de educación superior donde se prepara el contingente de maestros necesarios para echar andar una verdadera transformación educativa.
En el caso salvadoreño debería plantearse la creación de una institución que profesionalice a los profesionales de la carrera que profesionaliza todas las demás carreras (valga la redundancia), es decir, las instituciones de educación superior del país forman a los profesores, sin embargo, en la actualidad, una vez obtienen el titulo se olvidan de ellos, por lo tanto, el MINED es la instancia que bajo una lupa científica debe dar seguimiento a la cotidianidad docente dentro de las instituciones educativas.
Al colectivo de profesores y profesoras, en la práctica, el Estado continuamente le niega posibilidades de capacitación, actualización y profesionalización.
Para el maestro, los gobiernos de los últimos años, incluyendo el actual, sólo han tenido discursos desfasados poniéndoles en contacto con prácticas pocos estimulantes, o estableciéndole jornadas laborales en las que no se les abren espacios de tiempo para su actualización ni para una auténtica planificación, coordinación, seguimiento y evaluación de lo que a diario acontece en los centros escolares.
Uno de los cuestionamientos más serios que se hace al profesorado, es que nunca han sistematizado su experiencia, limitando con esto, la investigación del proceso de aprendizaje para su posterior cualificación.
No hay una evaluación adecuada en términos internos ni de observadores cualificados externos.
PAES
Hasta la fecha, la Prueba de Aprendizaje y Aptitudes para Egresados de Educación Media, conocida como PAES, es la única evaluación estandarizada que se realiza en todo el sistema educativo nacional. Pero, nos preguntamos ¿para qué sirve la PAES sino se actúa en base a sus resultados? En el 2019 la nota obtenida fue de 5.52, que es menor con respeto al 2018, que fue de 5.66. Pero no hablemos de la nota, que al final es reflejo de la mala calidad en educación que se imparte en el país. Hablemos de su contenido.
El Documento Informativo para directores, docentes y estudiantes de educación media, sostiene que la PAES fundamenta su modelo de evaluación en el desarrollo de competencias por parte de los estudiantes, no obstante, los docentes saben poco a nada acerca de la modalidad de enseñanza por competencias.
Y no es que no sepan porque no quieren, sino, porque no se les ha capacitado con ese modelo.
Creo y sin temor a equivocarme que hasta el propio MINED aplazaría una evaluación por competencias, pues para evaluar o ser evaluado por competencias hay que saber en primer lugar cómo se adquieren y luego cómo se trasfieren éstas. La buena noticia es que la Ministra de Educación ha dicho que harán un proceso de revisión de los resultados de la PAES.
El profesorado que se necesita en El Salvador
El profesorado que se necesita es el que ve su profesión con una visión de transformación. Orosco Miranda (2005), plantea que la función del docente conlleva a una acción transformadora, constructora del conocimiento, como una profesionalización de una formación filosófica con manejo de teoría y de método del conocimiento, con inclinación a la investigación permanente en la búsqueda de soluciones concretas a los grandes problemas sociales.
De no asumirse la investigación de la cotidianeidad docente, no podemos construir nuestra propia teoría de docencia, y, por ende, no podemos liberarnos de la eterna y alienante dependencia pedagógica internacional.
La reforma educativa, si es que se le puede llamar así a la última reforma, fue una copia exacta de otras reformas, con algunas adecuaciones que más parecen decoraciones de papel sobre paredes a punto de caer, ajena a la realidad y al contexto salvadoreño. Los nuevos e innovados programas de capacitación del profesorado que actualmente se esfuerzan por impulsar proyectos educacionales extraños, hablan de enfoques educativos modernos y aseveran que es “por objetivos, constructivista o por competencias”, pero cuando se pregunta al profesor acerca de los postulados principales del constructivismo o cuál es la diferencia entre una competencia educativa de una laboral, no saben qué responder, mucho menos cómo aplicarlas.
Igualmente están los estudiantes, quienes son la última cadena del eslabón del aprendizaje que une la institución escolar con la sociedad.
Educar en el presente a los jóvenes significa prepararlos para el futuro y así poder aportar al desarrollo social, pero en el caso de El Salvador, el mal llamado desarrollo no va de la mano de la educación, desenvolviéndose al mismo tiempo la dependencia económica que es la base del desarrollo nacional.
Lo importante en la profesionalización del profesorado consiste en darle mayor participación en la toma de decisiones acerca de la construcción de un nuevo currículo nacional.
Ser actor y poder consensuar en la discusión de cuáles son las políticas o líneas de acción a seguir en el área educativa le competen más a él que a cualquier consultor externo. El MINED tiene por delante el reto de hacer una consulta nacional con todas las fuerzas vivas del país, principalmente con las organizaciones de profesores e instituciones locales o comunitarias, preguntándoles si la última reforma educativa llenó las expectativas.
Realmente hay que darle la oportunidad al profesor para que se redescubra, a través de asumir un proceso de reflexión y participación.
Y esto solamente se podrá lograr a través de la elaboración de un nuevo currículo nacional, lo cual, traducido al lenguaje educativo, significa: “REFORMA EDUCATIVA YA”.