(Por: Francisco Parada Walsh)
No hay palabras para agradecer tan bellísimo acto del amor más puro que la familia Chávez Cornejo me regala. No puede ser este artículo un monólogo de amor, será un diálogo entre mis Amigos, la familia Chávez Cornejo y mi persona que me llamaré La Montaña. Santa Tecla, 1 de febrero de 2020.
Amigos: Estimado Doctor Parada Walsh. Reciba un afectuoso saludo y admiración por ayudar a mitigar el dolor físico de tantas personas.
La Montaña: Con mi trabajo y pasión por servir mitigo el dolor físico y ustedes, con su cariño y calor mitigan mis frías noches de tribulación, de no saber quién soy, de detenerme en un oasis a aguar mi vida.
Amigos: Ese “DAR” constante y con felicidad es lo que Dios espera de cada uno. Como profesional de la salud, usted es un agente de la Misericordia de Dios; son ustedes quienes nos ayudan a ganar tiempo y que podamos curarnos, sí logramos cambiar la percepción de la “realidad”.
La Montaña: Gracias por llamarme un agente de la Misericordia de Dios, y gracias a esta amistad me doy cuenta que una palabra que compartimos y que llamo mi onceavo mandamiento como es “DAR” es lo más alto que podemos escalar en el Everest del Amor, no hay nada más ¡que dar!, todo se queda, todo, y qué mejor que se quede ese “DAR” como epitafio en mi corazón, en mi olvidado sepulcro.
Amigos: Nada externo es letal para el ser humano, es el miedo el que nos mata desde adentro, porque genera conflicto y el conflicto genera la enfermedad.
La Montaña: Los miedos que me persiguen se disipan cuando recibo tan bellas muestras del más puro amor.
Amigos: “Aceptación” es lo contrario a conflicto porque cuando uno acepta, ya no existe el miedo.
La Montaña: Acepto su infinita amistad como uno de los más hermosos presentes que seres humanos en apariencia totalmente desconocidos se aceptan, se respetan, se aman.
Amigos: Para mantenernos saludables: Reír lo más posible y no tomarse nada a pecho.
La Montaña: A menudo río con los gatos que brincan y son mis invitados eternos, escucho mi reír y lo asocio a la vejez, no es una firme risa pero risa al fin y lo único que tomo a pecho, mejor dicho entre pecho y espalda es el vino que en vano limpia mis venas.
Amigos: Adjunto un esquema donde se ve como la Energía Divina, la única fuente de vida de los átomos, quiere fluir sin obstáculos a través de nuestro cuerpo; el resultado del flujo de la Energía a través de nuestras emociones, da como resultado el mundo físico visible.
La Montaña: Ese mundo físico visible es la poesía de Benedetti, la marcha triunfal de Rubén Darío, la guitarra mágica y bruja de Cuco Sánchez.
Amigos: La colcha eléctrica podría serle útil, sólo hay que extenderla directamente sobre el colchón, luego cubrirla con una sábana para no ensuciarla y encima las colchas; se deja encendida una media hora antes de acostarse y se desconecta antes de meterse a la cama que para entonces ya estará tibia.
La Montaña: Gracias por tan bello detalle pero sin lugar a equivocarme les aseguro que más caliente que la colcha térmica es ese hogar que ustedes formaron, forman y formarán.
Amigos: Mi hija me la trajo de Alemania, pero aquí en Santa Tecla no es necesaria, y pensé en que a usted sí podría serle útil.
La Montaña: Colecciono viejos documentos, libros egoístas que no quieren abandonarme, planchas antiguas en un “Baúl de los tesoros” y ahí, en el rincón más oscuro y calientito guardaré mi colcha, y con lo aprendido de ustedes seré yo el que caliente esa colchita.
Amigos: Muy atentamente. P.D. El libro “Historias Escondidas de Tecoluca” escrito por mi esposo es un obsequio que sabemos usted disfrutará. Elsa de Chávez.
La Montaña le dedica a los Amigos estas lindas líneas: “Especies a punto de extinguirse”. Los que saben reír en su vida cotidiana, los que han escalado los más altos puestos y después de electos siguen siendo honestos; médicos sufridos que aun hacen visitas y ven a pacientes que llegan a citas; buenos operarios que son muy escasos, fabricantes de autos con muy buenos trazos; los que duro trabajan sin nunca rendirse, son especies que están ya por extinguirse; los que no se dejan vencer por los años y que sobreviven a mil desengaños; gente que en familia se sabe reír, sabe a ratos jugar y a ratos vivir; a los que comprenden que a todos los niños hay que prodigar cuidado y cariño; dejarlos correr, dejarlos jugar; niñas que no sueñan a estrellas llegar; chiquillos que no sufren por poder distinguirse son especies que están ya por extinguirse; el grande que sabe cuidar del pequeño, el marido que a nada le frunce el ceño; pintores que en su obra dan el corazón y con ello logran que haya comprensión; los que se casan para toda una vida sabiendo que ésta será compartida; aquellos que flotan en su nube rosa, los que aman el teatro más que otra cosa; las hijas que saben a que horas recluirse; esas son especies ya por extinguirse; los que usan el musculo para trabajar, los que nos divierten, los que saben cantar; aquel que escucha a su conciencia sea niño, adulto o esté en la adolescencia; los seres humanos que con cariño y valor a este planeta le dan paz y calor; amarillos, negros, blancos o morenos, desde campesinos hasta astronautas y galenos; luchemos todos, todos por unirnos porque somos especie a punto de extinguirnos”.