Cancelación de vuelos, cierres de fronteras, aislamiento de ciudades enteras, cuarentenas y más… La Organización Mundial de la Salud advierte que la situación por el virus es compleja, pero la epidemia de desinformación puede ser peor.
La alarma por el aumento de casos de coronavirus en Italia desató un caos social: ciudades enteras están casi paralizadas, sus habitantes confinados en sus casas, escuelas cerradas, supermercados prácticamente sin existencias…
Hasta ahora, en este país se contabilizan 283 contagiados con el Covid-19 y el número de muertos se elevó a siete. Y el pánico se extiende, incluso más allá de sus fronteras. Los países europeos han reaccionado de forma desordenada y muchos tienen listos “planes de pandemia” listos para activar. Muchos periódicos reportan que varias naciones del continente empiezan a cerrarles sus puertas a los italianos, iraníes, chinos y surcoreanos, en donde en los últimos días ha aparecido el virus con mayor intensidad. El temor a que el brote pueda seguir extendiéndose inquieta en los países fronterizos, que empiezan a extremar las precauciones.
Austria anunció la posibilidad de cierres temporales de las fronteras, mientras que en Francia, un autobús procedente de Italia fue bloqueado en Lyon debido a una sospecha de coronavirus a bordo, que se reveló infundada.
Gran Bretaña pidió a sus ciudadanos que regresen de China, Corea del Sur e Irán que se aislen en sus hogares y eviten el contacto con otras personas por quince días. A pedido del gobierno italiano, los ministros de Salud de Francia, Suiza, Austria, Eslovenia y Croacia, vecinos de Italia, así como de Alemania y la Unión Europea, se reunieron ayer en Roma para definir “líneas de acción comunes” frente a la epidemia.
Por ahora se ha identificado como foco principal de la epidemia la ciudad norteña de Codogno, cerca de Lodi, a 60 km de Milán. Fue en esa localidad de 15.000 habitantes donde Mattia, un ejecutivo de 38 años, fue hospitalizado por primera vez el miércoles pasado y se le considera el “paciente 1”. En este lugar se establecieron controles de acceso custodiados por la policía y el ejército. Nadie puede entrar y salir.
Lo mismo está pasando con Irán, país que reportó un nuevo número de contagiados, 95, así como 15 fallecidos. Tan pronto se informó de los nuevos contagios del Covid-19, sus vecinos decidieron cerrar fronteras.
Esta reacción de los países vecinos y las informaciones que apuntan a que la situación sería más grave de lo reconocido por las autoridades, llevó a muchos iraníes a acaparar comida y desinfectantes en los supermercados. La noticia sobre el viceministro iraní de Salud, Iraj Harirchi, quien hace parte de los nuevos casos de coronavirus en Irán. El virus provocó ayer una oleada de suspensiones de rutas aéreas y marítimas entre los países árabes e Irán.
Los dos Centros de Corea para el Control de Enfermedades y Prevención (KCDC) confirmaron 144 nuevas infecciones, con lo que el balance de casos subió a 977, el mayor en un país después de China, donde emergió el virus. De momento, el coronavirus se cobró diez víctimas mortales.
Multitud de actos fueron cancelados o aplazados, como conciertos de K-pop o el inicio de la liga nacional de fútbol, sesiones parlamentarias o el campeonato mundial de tenis de mesa, que debía celebrarse en Busan en marzo y que fue aplazado a junio “provisionalmente”, según sus organizadores.
Las calles de Daegu (2,5 millones de habitantes) están prácticamente desiertas desde hace días, al margen de las largas filas que se forman en las tiendas que venden mascarillas. La mayoría de las infecciones están vinculadas con la secta cristiana Iglesia Shincheonji de Jesús. Las autoridades instaron a los ciudadanos a ser cautelosos y a quedarse en casa en caso de fiebre o problemas respiratorios. Asimismo, Estados Unidos insinuó que los ejercicios militares conjuntos podrían verse “reducidos” a causa del brote.
Epidemia de desinformación
Ante las reacciones mundiales, el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, asguró que la evolución del brote del coronavirus dependerá de la medida en que se haga llegar la información correcta a la gente que la necesita.
Lo dice por la cantidad de rumores y remedios para tratar la enfermedad que han circulado por internet y que señaló “son más graves que cualquier virus”.
“La desinformación es una consecuencia preocupante de cualquier epidemia emergente”, afirmó el politólogo del Dartmouth College Brendan Nyhan, a Los Angeles Times. “Lo más grave es suponer que los hechos y la ciencia por sí solos serán decisivos para contrarrestar la desinformación; la tarea es más difícil, pues corregir esos datos falsos incluso puede resultar contraproducente”, advirtió el experto.
La proliferación de noticias falsas y engañosas sobre el coronavirus “contribuyó a disminuir la confianza de las personas sobre todo lo que leen acerca de la crisis”, incluida la información verdadera y de fuentes confiables, le dijo Emerson Brooking, un miembro residente del Digital Forensic Research Lab, a Los Angeles Times.
La OMS llamó que la “infodemia” se está propagando más rápido que el virus. La desinformación corre a gran velocidad en muchos idiomas y generando falta de confianza en un momento en el que es imprescindible la transferencia y la solidaridad.