La mutilación genital femenina: ¿qué es y cómo erradicarla?

La mutilación genital femenina es un problema de salud que afecta a 200 millones de mujeres y niñas en el mundo, principalmente en la región de África subsahariana pero también se ha observado esta práctica en algunas poblaciones indígenas de Colombia. Cambiar las mentalidades es un desafío ante esta práctica milenaria que provoca graves consecuencias en la salud de las mujeres.

Clitoridectomía, escisión, infibulación, todo ello son formas de mutilación genital femenina (MGF) progresivas.

La mutilación genital femenina es un procedimiento en el que los tejidos de los órganos genitales de la mujer son deliberadamente cortados, lesionados o eliminados parcial o totalmente. Se asimila a la circuncisión femenina y se cree que sus orígenes se encuentran en el Egipto antiguo. Se practica a distintas edades, con pocas semanas de nacimiento hasta la edad de la pubertad. Por lo general son las mujeres ancianas o comadronas de la comunidad que llevan a cabo estas intervenciones. Pero incluso personal médico de la localidad.

La Organización Mundial de la Salud estima que 200 millones de mujeres y niñas han sufrido un tipo de mutilación, sobretodo en 30 países de África subsahariana, Oriente Medio y Asia, aunque también se ha observado este fenómeno en algunas diásporas del mundo. En Colombia se ha observado esta práctica dentro de algunas poblaciones indígenas.

MGF en África, el Kurdistán Iraquí y Yemen, en 2015.
MGF en África, el Kurdistán Iraquí y Yemen, en 2015. © Wikipedia

Abolir esta práctica es un desafío ya que están implicadas creencias y tradiciones milenarias. RFI conversó con Adriana Kaplan, médica y antropóloga. Ella dirige la fundación Wassu, la cual trabaja en Gambia, África Occidental, uno de los países con mayor prevalencia de MGF.

La fundación, apoyada por la Universidad Autónoma de Barcelona, busca, a través de la transferencia de conocimiento con miembros de las comunidades, ir a la raíz del problema para luego lograr el abandono de esta práctica.

Las mutilaciones genitales femeninas son de diversos grados, según el grado de intervención a nivel anatómico. El tipo 1 es la clitoridectomía, la eliminación total o parcial del clítoris y la piel que lo rodea. El tipo 2, escisión, la eliminación parcial o total del clítoris y de los labios menores o pliegues internos de la piel que rodean la vagina.

El tipo 3, la infibulación, corte o recolocación de los labios menores y mayores. Esto incluye con frecuencia el estrechamiento de la abertura vaginal.

Esta práctica, además de dolorosa y psicológicamente traumatizante, tiene muchas consecuencias en la salud de la mujer: hemorragias, infecciones recurrentes y serias complicaciones a la hora del parto. Sin hablar del impacto físico y psicológico en las relaciones sexuales.

El tipo 4, la mutilación más radical, abarca procedimientos como la perforación, incisión, raspado y cauterización del clítoris o área genital.

Tipos de mutilación genital femenina.
Tipos de mutilación genital femenina. © End FGM European Network

Las razones por las que se practica son de diferente índole: aceptación social, ideas erróneas sobre la higiene, así también puede ser un rito de transición hacia la vida adulta o un prerrequisito matrimonial con la creencia de que la mujer intervenida es “pura y apta para el matrimonio”.

Numerosos esfuerzos para promover el abandono de la Mutilación Genital Femenina (MGF) han fracasado ya que se busca imponer desde el exterior, desde una visión “occidental”. Esto crea resistencias al interior y también puede derivar en que la práctica persista en la clandestinidad.

La Fundación Wassuaborda esta problemática desde otra perspectiva, al interior de las comunidades, en un diálogo respetuoso del contexto sociocultural y que incluye personal médico, comadronas, jefes tribales y otras personas de la comunidad.

Por lo general, en las comunidades donde se practica la mutilación genital femenina,  no se hace la asociación entre esta intervención y las complicaciones inmediatas o futuras que sufren estas mujeres.

Es una batalla de largo plazo, de sensibilización al interior de las comunidades para que poco a poco se deje esta práctica tan terrible que sufren millones de mujeres en el mundo.

 

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