Alemania, ejemplo contra la pandemia.

Un fuerte sistema descentralizado de salud pública, una rápida respuesta científica a la pandemia y la buena suerte de que la mayoría de los primeros contagiados eran jóvenes, son variables importantes en el trabajo de Alemania contra el coronavirus.

Con unos 145 mil casos de Covid-19 y más de 4,600 fallecidos, Alemania es el cuarto país en el mundo mayormente afectado por el novel coronavirus. Actualmente, sin embargo, cuenta con un muy bajo grado de reproducción de la enfermedad: Una persona con Covid-19 en Alemania infecta a un promedio de 0,8 individuos. Según números del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, de hecho, el promedio de muertes del país germano, de 3,11%, es mucho menor que el promedio de 6,99% a nivel global.

En una cautelosa estrategia de vuelta a la normalidad, el Gobierno ha apostado por permitir la apertura de negocios pequeños esta semana. Una medida que, sin embargo, no ha estado exenta de críticas.

¿Qué medidas ha tomado este país para tener una de las cifras más optimistas en el marco de esta pandemia?

Una rápida preparación

Un salero en un comedor de oficina: fue por este medio que se realizó el primer contagio por coronavirus fuera de Asia, en el estado alemán de Bavaria, el 22 de enero. Este descubrimiento se hizo después de una intensa búsqueda médica que empezó tan pronto se hizo público el diagnóstico. El gobierno regional se movilizó de inmediato para aislar a los trabajadores de la empresa y controlar la expansión del virus. Antes de que la primera persona en Alemania muriera por Covid-19 a inicios de marzo, ya había cientos de personas que se habían tomado pruebas, incluyendo personas con síntomas leves.

Esto se debe a que tan solo días antes del contagio del 22 de enero, el Centro Alemán para la Investigación de Infecciones del Hospital Charité había publicado el primer protocolo para el desarrollo de estos test, protocolo según el cual clínicas, institutos de investigación, laboratorios privados, entre otros, podían desarrollar las pruebas de diagnóstico.

El Robert Koch Institute (RKI), el órgano estatal para la investigación y prevención de enfermedades infecciosas, “recomendó realizar pruebas a gran escala, de modo que detectáramos casos lo más pronto posible y así ralentizar la expansión. Además, tenemos una capacidad favorable de laboratorios para esa magnitud de pruebas”, explicaron del RKI a La Estrella de Panamá. “Probablemente es por eso que empezamos a ver casos muy temprano y, en muchas situaciones, varios que en otras circunstancias habrían pasado desapercibidos”.

Esta toma de pruebas en masa indicaría que el número de casos de coronavirus en el país es más acertado que aquel en otros países donde no hay una disponibilidad tan alta de pruebas. “Presumo que muchos italianos jóvenes están o estuvieron infectados sin siquiera ser detectados”, afirmó Christian Drosten, virólogo del Hospital Charité y autor del protocolo, al periódico Die Zeit, y agrega que “esto también explica la supuesta mayor tasa de mortalidad del virus allá”.

Según el informe del pasado 15 de abril del RKI, las capacidades de prueba por semana en el país superan 360,000.

Otra de las razones por la cual la tasa de muerte podría ser tan baja, es que la distribución de los casos en Alemania también priman en la población joven, cuyo sistema inmunológico tiene más probabilidad de protegerlos contra el virus. La mayoría de casos (68%) se encuentra en personas entre 15 y 59 años, según otro informe del RKI. Se cree que una de las razones de esta distribución se debe a las grandes masas que van a esquiar al norte de Italia durante las vacaciones de invierno, ocasión en la cual muchos pueden haber contraído el virus.
Salud estatal

Un sistema de salud pública fuerte ha sido un arma efectiva en la lucha de Alemania contra el Covid-19. Según el informe de la Unión Europea “State of the Health in the EU”, en 2017, Alemania invirtió 11.2% de su PIB en su sistema de salud estatal (4,300 euros –$4,600– per cápita), el número más grande entre los miembros. Un 88% de la población cuenta con un seguro de salud público.

Según datos de European Health for All, Alemania tiene 620.8 camas de cuidados intensivos por cada 100,000 habitantes, a diferencia de los 274.6 que dispone Italia y 238.5 de España. Durante la preparación que siguió a los primeros diagnósticos, el Gobierno agregó 28,000 camas más.

Descentralización

“Cada uno de los estados (de Alemania) tiene un ministerio de Salud. Tenemos un ministro de Salud a nivel federal, pero él solo puede proponer regulaciones para los estados”, comenta Matthias Orth a ‘La Decana’, miembro de la directiva de la Asociación Alemana de Patología Clínica. El sistema radicalmente descentralizado de Alemania se veía como una debilidad al inicio. ¿Cómo iba a ser posible coordinar una respuesta unificada contra el coronavirus cuando cada uno de sus 16 estados tenía libertad de acción?

Este federalismo, sin embargo, probó ser una fortaleza. En lugar de contar con una sola institución, como en el caso de la Caja de Seguro Social en Panamá, son aproximadamente 400 oficinas las que prestan los servicios públicos de salud, administradas tanto por municipalidades como por distritos rurales.

“Actualmente, hospitales y médicos particulares deciden cuándo será aplicado un test. Esta decisión está basada en las recomendaciones del Instituto Robert Koch”, informa un comunicado del Ministerio de Salud.

“Podemos decidir qué hacer, no necesito esperar que el ministro federal de Salud nos dé un vamos”, dijo Orth, quien también es director del Instituto de Análisis Clínicos del Marienhospital en Stuttgart.

Tan solo a 50 kms de su clínica, en Alsacia, Francia, la historia es radicalmente distinta. “Francia tiene un sistema centralizado”, continúa, “y la gente estaba esperando el vamos desde París (la capital), pero como ahí no había Covid-19 aún, no le tomaron el peso a la situación”. Alsacia es considerada como el epicentro de la pandemia en Francia y cuenta con más de 1,000 fallecidos a raíz del virus.

Lejos de la meta final

Esto no significa que Alemania haya vencido el virus. La canciller, Angela Merkel, se ha referido a las conversaciones en diversos estados federales sobre una vuelta a la normalidad como “orgías de discusión”, considerando que no ayudaban y que incluso podrían provocar un aumento en el promedio de infección del país. Refiriéndose a la cifra de pruebas semanales, del RKI advirtieron que “la capacidad es buena, pero claramente debería haber más, dado a que el testeo intensivo es clave para aplanar la curva de la epidemia”.

En el programa televisivo Anne Will, el profesor Michael Meyer Hermann se manifestó en contra de la leve apertura que se está realizando actualmente. Con el grado de reproducción de 0,8, la crisis podría durar dos años, mientras que alcanzando un grado de 0,2 o 0,3 contribuiría a terminar con ella más rápido. Hermann dirige el Departamento de Sistemas de Inmunología en el Centro Heimholtz para Investigación de Infecciones.

No habrá Oktoberfest

CRISIS CORONAVIRUS

Las autoridades de Baviera, en el sur de Alemania, anunciaron ayer la suspensión por el coronavirus de la “Oktoberfest”, la más multitudinaria fiesta de la cerveza del mundo, que debía celebrarse entre el 19 de septiembre y el 4 de octubre próximos en Munich, su capital, según reseña la agencia EFE.

“El riesgo es sencillamente demasiado grande, no se puede trabajar con distanciamiento y mascarillas en el prado, simplemente no funciona”, dijo el jefe del gobierno de Baviera, Markus Söder, en una comparecencia ante la prensa, al referirse al recinto donde se celebra la fiesta, el “Theresienwiese” (Prado de Teresa).

Celebrar una versión reducida de la Oktoberfest como alternativa, “no tiene sentido”, por lo que “lamentablemente, 2020 será un año sin ‘Wiesn’ (apócope de Theresienwiese)”, dijo.

Aseguró que tanto él como el alcalde de Munich, Dieter Reiter, son “de por sí los mayores fanáticos” de la que calificó la “fiesta más significativa e importante del mundo”.

Advirtió, no obstante, que en tiempos de pandemia “hay que tener mucho cuidado con las fiestas” al recordar que la estación austríaca de Ischgl, así como el carnaval en el distrito de Heinsberg, en el estado federado alemán de Renania del Norte-Westfalia, resultaron ser puntos centrales de contagio debido a la gran afluencia.

“Vivimos en otros tiempos, y vivir con el coronavirus significa también vivir con cuidado”, agregó.

Reiter, por su parte, habló de un “momento difícil” y un “trago amargo” tanto emocional como económicamente y recordó que los 16 días de la Oktoberfest se traducen en una rentabilidad de entre 1,2 millón y 1,3 millón de euros (1,417 millón de dólares).

Recordó que un 70% de los visitantes provienen de Baviera y que el 30% restante, unos 2 millones de personas, acuden del extranjero a esta “fiesta central y evento culminante del año”.

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