Por: Héctor López.
Es curioso como ante el ataque de la pandemia que nos ha llevado a cuarentena obligatoria, se lanzan diatribas en las redes sociales contra cualquiera que se atreva a criticar algunas medidas realizadas por el ejecutivo en el combate al virus del Covid-19.
Parece que la histeria en alguna parte de la población ha aumentado, a lo cual abona el discurso presidencial que es efervescente en los ánimos de sus adeptos y apologetas. Sale a la luz el revanchismo, llevando al estadio de lucha política, la lucha contra la pandemia. La interpretación maniquea de la situación y sus soluciones no hace más que alimentar y despertar el revanchismo político.
Con algunas medidas se han cometido violaciones a los derechos humanos del salvadoreño de a pie (detenciones, el uso de la violencia por parte de policías y militares), y los partidarios del Presidente aplauden estas medidas exigiendo más dureza. Se puede leer en las redes: “Está bueno, tal vez así aprenden y no salen de la casa”.
Por otra parte, se da una re victimización de las grandes mayorías y los infectados del Covid-19. Eso es la muestra de la incapacidad que se tiene para escuchar la llamada del otro y responder de alguna manera. ¿Quién escucha el clamor de la preocupación de los que se ganan la vida a diario con su venta ambulante? ¿o es que acaso es un delito estar infectado de Covid-19? Ambas preguntas nos llevan a pensar, ¿dónde queda el sufrimiento de los más pobres y los infectados en esta situación? ¿Será que con un discurso revanchista se les da esperanza a estas personas?, frecuentemente se está apelando a un discurso maniqueo: de los que están a favor de la vida y los que están a favor de la muerte.
Estar a favor de la vida según el oficialismo, es estar de acuerdo a ciegas con el discurso y las medidas que el Presidente dicta, aunque esto conlleve la violación de los derechos humanos. Y los que ejercen algún tipo de crítica o propuesta diferente, están a favor de la muerte. Para construir esperanza en estos tiempos de cuarentena, se necesita el diálogo. No podemos seguir el camino del revanchismo y la re victimización, ahora más que nunca los salvadoreños necesitamos potenciar una esperanza para todos, despojándonos del miedo y el pánico que se ha infundido.
Cumplir con la cuarentena es de vital importancia para contrarrestar la propagación del virus, pero de igual importancia es la construcción de la esperanza. No se trata de idealismos o triunfalismos, se trata de una esperanza que transcienda con proyectos concretos expresados en la solidaridad y la justica a nivel económico, político y social. También se trata de dejar atrás mensajes catastróficos que solo generan el miedo.
La esperanza se empieza a construir cuando nos preocupamos por los más desprotegidos en esta situación de pandemia, construyendo lazos de ayuda para estas personas. No podemos olvidar la justicia y la solidaridad en este momento de la historia, sin eso tampoco hay vida.
Solo adoptando una actitud esperanzadora podremos relanzar está historia que por ahora es de sufrimiento para muchos. Esto exige una responsabilidad individual y colectiva. Sumado a las medidas sanitarias y la cuarentena, el único camino para salir de este momento oscuro es la esperanza. Ni revanchismos ni re victimización.
