Murió Tula Alvarenga: la izquierda está de luto

El 25 de julio de 2020 murió en San Salvador, a los 97 años, Tula Alvarenga, querida izquierdista de toda la vida, militante primero del Partido Comunista (1948-1969), después de las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” (1970-1983) y por último del amplio movimiento de izquierda revolucionaria de El Salvador (1983-2020)

Tula Alvarenga constituyó pareja con Salvador Cayetano Carpio en 1948. Ella tenía 25 años (nacida en 1923) y él tenía 29 años (nacido en 1919). Dos jóvenes plenos de sueños y energías para una revolución social en El Salvador.

Fueron pareja, compañeros de una vida de luchas y esperanzas a favor de los trabajadores y de los sectores populares en cuyo seno nacieron y con los cuales comprometieron su vida. Convivieron, contra vientos y mareas, sólida y proletariamente, durante 35 años hasta que la muerte los separó en 1983

Tula y Salvador Cayetano fueron callados protagonistas de las luchas revolucionarias de El Salvador.

Carpio militó en el Partido Comunista desde 1946 hasta su renuncia en 1969, es decir durante 23 años. Fue dirigente sindical y del Partido hasta llegar a Secretario General en 1964, a sus 45 años. Sufrió torturas del gobierno del teniente coronel Oscar Osorio en 1952, salió al exilio y estuvo en la Guatemala Revolucionaria del coronel Jacobo Arbenz hasta 1954. Cayetano y Tula se asilaron en la Embajada de México donde compartieron asilo con el Dr. Ernesto Guevara de la Serna que cinco años después se convirtió en el Che Guevara

Carpio fue a la Unión Soviética en 1954 a formarse como dirigente revolucionario. Regresó a El Salvador en 1957 a organizar y dirigir sindicatos revolucionarios y llegar al cargo más alto del PC hasta que en 1969 renunció al cargo y al partido.

Razones: desacuerdo con la línea pro-soviética de llegar al poder por elecciones y con el entusiasmo del PC de apoyar al gobierno del general Sánchez Hernández en su guerra con Honduras, de 1969.

Lo demás es historia conocida. Cayetano Carpio se hizo “Marcial” y fundó las FPL “Farabundo Martí”, en 1970, haciendo de la lucha armada, en un marco de guerra popular prolongada, el medio para acceder al poder popular y revolucionario. Militó en las FPL por 13 años, casi la mitad de los 23 años que militó en el Partido Comunista.

En 1980, Carpio, o Marcial impulsó la creación del FMLN, incluso movió la balanza a favor del nombre de Farabundo Martí, a quien él admiraba y con quien nominó su organización político-militar en 1970.

En 1983 ocurrieron hechos trágicos en las FPL- Ana María, la segunda ala mando, fue asesinada Ana María –Mélida Anaya Montes- que fue una educadora de primaria, secundaria y universidad, y funcionaria de los sistemas educativos durante los gobiernos militares pero que se concienció en las luchas magisteriales apoyadas por Cayetano Carpio y se convirtió en revolucionaria.
Se inculpó a Marcial del asesinato de Ana María y él se suicidó, se inmoló, llevándose a la tumba sus verdades y muchos enigmas de la historia.

Cayetano Carpio, Marcial, fue un revolucionario izquierdista toda su vida adulta.

Es de suponer que las historias personales de ambos dirigentes condicionaban sus enfoques políticos, ideológicos, estratégicos y tácticos. Las seguras diferencias entre ellos gestaron un conflicto que, a la postre, fue de disputa de poder al interior de las FPL.

Los desgraciados sucesos de abril1983 sacudieron a las FPL y a la izquierda histórica del país y la lucha continuó con un telón de fondo político más hacia Ana María, impulsora de una salida negociada para lograr una porción de poder, que hacia Marcial, partidario de la lucha popular prolongada para un triunfo revolucionario

Desde abril de 1983, el nombre y aportes de Marcial han sido proscritos de la historia oficial de gran parte de la izquierda. Ahora en vías de irrelevancia. Posiblemente, en un futuro, historiadores objetivos y sistemáticos sacarán a la luz la historia de este dirigente en el contexto de su tiempo.

Tula Alvarenga fue la compañera de Salvador Cayetano Carpio, Marcial, durante 35 años; pero tuvo sus ejecutorias propias en el ámbito de las luchas sociales y políticas.

En los años 1940, Tula fue dirigente del sindicato de una empresa embotelladora. Siempre acompañó a Carpio incluso en su prisión y tortura de 1952, cuando muchos periódicos y togados ocultaban los desmanes represivos o los aplaudían. Sobre este período Carpio escribió el célebre libro “Secuestro y Capucha”.

En los años 1950 y 1960, Tula Alvarenga fue dirigente de Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, organización de la sociedad civil que fue parte del Frente Nacional de Orientación Cívica, ariete político que el movimiento social organizó para derrocar al tiranuelo de turno, teniente coronel José Lemus, el 26 de octubre de 1960.

Tulita estuvo con Carpio en sus periplos políticos: Guatemala, México, la Unión Soviética, en sus luchas sindicales, en la histórica Huelga del Acero de 1967, en la Huelga de Hambre de los panaderos de 1968 y en el apoyo a las legendarias huelgas de Andes 21 de Junio en 1968 y 1970, y estuvo con él ese día aciago de abril de 1983.

Ella, además de esposa de Marcial, fue una querida dirigente y militante que contó con la admiración y el aprecio de todas las personas que la trataron, conocieron y compartieron vivencias con ella.

Henry Ruiz, el Comandante Modesto de la lucha revolucionaria en Nicaragua para derrocar a Somoza, miembro de la Dirección Nacional Conjunta del Frente Sandinista de Liberación Nacional que condujo la lucha armada y el triunfo revolucionario en 1979 y fue miembro del Gabinete de Gobierno del gobierno revolucionario de Nicaragua en los primeros años de la revolución, conoció y trató de cerca a Tulita Alvarenga. Al saberla noticia, Modesto hizo circular entre amigos una breve y elocuente semblanza de Tulita que dice así:

“Tulita, menuda y recia a la vez, sencilla y profunda, su voz con alientos siempre de fe en la clase obrera y en su pueblo El Salvador. Puras sus ideas nunca cuadraron con el oportunismo político. Digna compañera del camarada Cayetano Carpio. Descanse camarada Tulita.

Por: Carlos Terencio Orozco

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