Por: Melvin Martínez*
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En estos tiempos de fuerte actividad en la telefonía celular y las redes sociales a casi todos, alguna vez, alguien nos ha bloqueado en WhatsApp, en Facebook, en Twitter o a nuestro número telefónico. Cuando es alguien conocido se siente bastante feo, uno se incomoda y pregunta el porqué. En algunos casos cuando quien nos bloquea es un familiar cercano o un amigo querido, con el que hemos tenido una desavenencia, rápido nos desbloquean y volvemos a tener esa feliz relación fraterna.
Esta reflexión sobre los bloqueados me vino por la queja nostálgica de un alumno que hace unos días me llamó y me dijo: «fíjese que me bloqueó el profe”. Sentí en él, bastante tristeza, algo así como que su papá o su mamá hubieran dejado de hablarle.Confieso que ante tal situación yo no hallaba que hacer.
Para suavizar el ambiente le dije, en tono de broma, tratando de bajar un poco la frustración del alumno: el profe se ha tomado en serio sus vacaciones; no te preocupes de un momento a otro te reconectará y volverás a estar contento.
Luego le comenté yo creo que quien nos tiene bloqueados es el gobierno porque no pudo crear estrategias que verdaderamente hicieran factible el proceso educativo. No pudieron lograr que las compañías telefónicas, que se han enriquecido con todos los hondureños que usamos celular, regalan un poco de internet a los niños y jóvenes del sistema educativo hondureño. Seguí explicándole que la mayoría de sus compañeros de colegio no habían tenido contacto con sus profesores, durante todo el año, porque sus padres no tenían posibilidades de comprar recargas para un internet con buena conectividad. Él me dijo: «Es cierto profe, fíjese que varios de mis compañeros, y mencionó sus nombres, me contaron que la han pasado feo, que no han tenido ni para comer, que sus papás perdieron el trabajo, y que ellos mismos han tenido que buscar que hacer para llevar algo de dinero a la casa.
Yo recalqué, fíjate que todas las acciones que se definieron en el Ministerio de Educación fueron para atender a los que tienen conectividad, muy poco se hizo para los alumnos más pobres: entonces a ellos que son bastantes miles, sólo en nuestro colegio un poco más de 1000, quien los bloqueó fue el gobierno, el sistema económico, por su falta de iniciativas adecuadas y por su tendencia de no atender a los que más sufren. Sin embargo le dije, con decepción, el profesor que te bloqueo cometió un error.
Yo reflexioné internamente y concluí que: el docente que no responde mensajes y llamadas de sus alumnos o sus padres de familia o peor aquel que los bloquea, porque ya no los soporta, debe urgentemente meditar y autoevaluar su desempeño profesional.
Los maestros, maestras profesores o profesoras, debemos ser servidores de nuestros alumnos y de los padres de familia; empáticos, tolerantes, solidarios con ellos. Se siente uno tan pero tan bien cuando ha servido a otro ser humano. No somos los principales en el sistema educativo, somos los servidores, los orientadores de nuestros estudiantes a quienes debemos formar en la solidaridad y en la vocación de servir a los demás para transformar el mundo.
La frustración que se provoca en un alumno no atendido o en un alumno bloqueado, marginado es inmensa. Por suerte estos docentes son pocos y se suman a la insensibilidad gubernamental, a ese sentimiento de frialdad ante la necesidad de los empobrecidos que genera el capitalismo. Es claro que las políticas neoliberales se orientan a desatender los servicios públicos porque los consideran un gasto innecesario, es claro que este gobierno no tiene políticas adecuadas para atender a los más pobres en el sistema educativo, y que cuenta con la complicidad de quienes no son capaces de sacrificar un minuto de su tiempo libre en beneficio de los niños y jóvenes.
Gracias a Dios y al gran maestro que nos inspira, contamos con la esperanza que regalan cotidianamente esa gran mayoría, casi el cien por ciento de docentes, para quienes los estudiantes son sus hijos papeles, a quienes atienden sin horario, con tanto esmero y dedicación como si fueran sus propios hijos.
*Educador hondureño