Por: Francisco Parada Walsh*
Será mi sentir, mi vivir y mis conversaciones imaginarias con lo decadente quienes serán los compañeros de reparto. Debido a la debacle que el país sufre me veo en la tarea de escuchar opiniones tan descabelladas donde adultos no logran ni se imaginan la desgracia que se cierne sobre nuestro país y con algunos jóvenes amigos que desconocen nuestra historia. Los jóvenes no son los decadentes sino los viejos orejas peludas. A continuación leerá un diálogo inventado que no le deja nada a la imaginación ni a la situación actual que vivimos.
Francisco: ¿Cómo ves la situación actual del país?
Decadente: Mal, mal por los bichos que no saben la jodida que les espera pero yo estoy tranquilo.
Francisco: ¿Por qué estas tranquilo?
Decadente: Bueno, todos han robado por eso nada me extraña y todos los diputados del Frente y de ARENA van para afuera el próximo 28 de febrero.
Francisco: Se dibuja una sonrisa en tu rostro, pareciera que no has entendido que los nuevos diputados son lo peor de ambos partidos ¿Tanto te alegra tener a una pacotilla de mal vivientes en la asamblea Legislativa?
Decadente: Ellos tienen una oportunidad histórica para devolver la confianza al salvadoreño.
Francisco: Pareciera que no te has dado cuenta que quienes serán los responsables de devolver la sonrisa a un país saqueado por los otros partidos son lo peor que esos partidos tuvieron, no te mencionaré nombres pero me parece bastante ingenuo tu pensar.
Decadente: ¿Qué de ingenuo tiene mi pensar? Nada, sencillamente debemos dar la oportunidad a nuevos rostros, y bueno, solo nos queda esperar.
Francisco: ¿Esperar qué?
Decadente: Que cambien el rumbo del país.
Francisco: si han tenido 18 meses y no han hecho nada ¿Crees que cambiarán algo?
Decadente: ¡Claro que sí! Es nuestro futuro el que tienen en sus manos.
Francisco: Nuevamente te pregunto: ¿Qué puede hacer lo peor de lo peor por el país?
Decadente: Bueno, pueden mejorar las calles, aumentar el salario mínimo, dar mayor seguridad y sobretodo amar al país.
Francisco: Debo insistir, que no te has dado cuenta que lo que menos parece es que amen al país, cada día lo destruyen; durante la guerra a determinada hora todos estábamos en casa, ya se sabía que a las siete empezaban a poner bombas en los postes y ahora es a cada segundo que ponen una bomba a la economía, ¿Qué no te das cuenta?
Decadente: ¿Qué? No, para mí no, al contrario, cada día construyen un mejor El Salvador.
Francisco: Parece que hablamos lenguajes distintos cuando los que sufrirán las consecuencias de esta locura no serás tú, serán tus hijos.
Decadente: Bueno, deben ellos resolver el problema cuando les llegue, por el momento que vivan su vida.
Francisco: Siempre tienes un pretexto para aceptar la dura realidad, ¿Qué acaso tienes una agenda personal donde buscas algún puesto, alguna mejora salarial?
Decadente: No, no deseo nada, lo hago por patriotismo.
Francisco: Significa que para ti el hambre, la migración, el desempleo y la pobreza son señales de que el gobierno camina con paso firme, por el buen camino, ¡Solo eso faltaba!
Decadente: Si se aguanta hambre es porque se quiere, acá hay tantas fuentes de empleo, maquilas y más maquilas, no trabaja el que no quiere y migra todo aquel haragán que no quiere dar lo mejor para el país.
Francisco: Nuevamente me sorprendes, tus argumentos son aparte de vacíos, sin sentido pero por algo te llamo decadente.
Decadente: Poco me importa tu apelativo, lo importante es apoyar al presidente, si es cierto que han saqueado el país pero todos los han hecho.
Francisco: O sea que para ti pega bien el viejo adagio: “Mal de muchos, consuelo de pocos”
Decadente: No sé a qué te refieres, lo que importa es lo que está por venir, el futuro.
Francisco: Bueno, parece que no puedes ver la calamidad que viven los hogares salvadoreños, todo mundo se queja que la vida está cara, que apenas se puede sobrevivir con lo poco que se gana y tantas quejas que se escuchan en la calle.
Decadente: Eso son los perdedores.
Francisco: ¿Quiere decir que tú eres un ganador?
Decadente: Más que un ganador, soy un Nayiblivers, soy el alfa y la omega.
Francisco: Realmente tu juicio parece abolido, tus argumentos no tienen peso, eres decadente.
Decadente: Soy el futuro, soy el hambre, soy la pobreza, la delincuencia, la mentira, la doble moral, la charlatanería, la burla, la ofensa, la matonería, la misoginia, la vulgaridad, la mentira, la ofensa, la calumnia, la migración, la nada.
Francisco: Y aun ¿Sigues pensando votar por Nuevas Ideas?
Decadente: Jamás Nuevas Ideas ha necesitado de mí como en este momento, debo apoyarlo, ellos son todo para mí como yo lo soy para ellos.
Francisco: ¿Cuánto tiempo tienes ingresado en el pabellón de enfermedades psiquiátricas crónicas?: Decadente: Mientras me saca la lengua empieza a cantar y a bailar ¡No te digo, no te digo! ¡La, la, la, la!
*Médico salvadoreño