Acuerdos de Paz—16 de enero de 1992— una lectura desde la visión sindical

Por: Róger Hernán Gutiérrez*

Para el sector sindical el acuerdo más importante fue el foro para la concertación económico social, que su instalación se pospuso hasta febrero de 1993, y duró muy poco tiempo con mínimos resultados en pro de la clase trabajadora—como en casi todo lo que pasa hay siempre ganadores y perdedores—los que se vieron beneficiados fue el capital y sector empresarial y por demás los perdidosos fueron la sociedad y las personas trabajadoras.

A la base de todo esto hubo oposición en el funcionamiento del FCES que implicaron su escaso fruto, por una fuerte carga ideológica, que se resolvió en el proceso negociador y fue no modificar el “orden económico”, con lo que los grupos dominantes satisfacieron su interés por el acuerdo de paz—es decir—mantener el sistema económico intacto, y de allí que fuese un escenario con poco diálogo y negociación.

Esto puede ser la base de la diatriba reciente del Presidente Bukele, una persona que hace 29 años era un niño protegido por las condiciones de bienestar económico-social de su familia, a la que probablemente el conflicto bélico afectaba de alguna manera sólo el negocio, pero que nunca estuvo en riesgo su vida y las relaciones con la sociedad de aquel entonces.

Lo dijo en la toma de posesión del uno de junio/2019, “debemos darle vuelta a la página”, y a nuestro entender era para sepultar a la generación de aquel entonces y su sistema político económico, como aquéllos que llevaron a cabo una lucha política y militar durante 20 años, que trajera un nuevo orden a la República, que finalmente fue limitado y referido claramente a la participación política partidaria de otras fuerzas democráticas y progresistas; y la desmilitarización, a partir de romper el dominio como clase gobernante de las fuerzas armadas, gobiernos militaristas desde 1932 a 1979; como lo referente a la parte que reivindicaba de alguna manera los derechos humanos.

La economía que se defendía por las fuerzas armadas, paramilitares y escuadrones de la muerte, eran los intereses de la oligarquía, quien mantuvo a costa de más de 70,000 muertos, 8,000 desaparecidos, millones de migrantes, cientos de exiliados y mucha zozobra de los sectores populares, el modelo agroexportador, que luego de su agotamiento, dio pie a iniciar maniobras entre los capitales bancarios e industriales; así como del comercio exportador, que ya había empezado a asomarse con la toma del sistema político con el partido ARENA, a partir de 1989. La situación de parar el conflicto bélico era necesario para enrumbar todo el dominio hacia el modelo de libre mercado, y su doctrina neoliberal.

Mucho del asunto de los Acuerdos de Paz, también fue una salida política negociada, ante sucesos como la caída del muro de Berlín y del socialismo real impulsado por la Unión Soviética, y cambios en la región y la visión impositiva y dominante del imperio estadounidense para impulsar el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas—ALCA—.

Resultados derivados del FCES, fueron: 1) Reformas laborales al Código de Trabajo, en la parte del derecho colectivo—en cuanto a mejorar el procedimiento para constituir organización sindical y la creación del sindicato de oficios varios; 2) Ratificaciones de convenios de la OIT, de 6 a 20, , así como relacionados con la edad mínima para trabajar (C138); de la no discriminación por el empleo,(C111); de la consulta tripartita (C144); sobre el trabajo forzoso (C29), de la inspección laboral (C81), que rompieron el esquema antidemocrático y conservador sobre la legislación laboral internacional. Sin embargo, los que implicaban las libertades sindicales, luego de ser sometidos a la plenaria legislativa—no fueron aprobados por ARENA, PDC, PCN, FMLN y otros partidos minoritarios—nos referimos a los convenios 87, 98, 135, 151, 154—Los que todos sabemos fueron ratificados hasta el 2006, bajo las presiones del acuerdo de comercio con la Unión Europea. E incorporó la legalidad para constituir organización sindical en el sector público, a través de reforma constitucional.

En consecuencia, los Acuerdos de Paz, sirvieron para detener la vorágine de persecución política, tortura, encarcelamiento, desaparecimientos forzados, asesinatos selectivos y masacres, exilios, migraciones forzadas, enmarcados en la violación artera de los derechos humanos de la población, de parte del estado salvadoreño por vía de las fuerzas armadas, cuerpos de seguridad, grupos paramilitares y escuadrones de la muerte. Y el orden económico, incorporó a placer el nuevo eje de acumulación capitalista—la globalización y el libre mercado—.

*Sindicalista salvadoreño

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