Uno de los más famosos modelos de jeep es el Cherokee, que toma su nombre de una de las tribus históricas de los Estados Unidos. En las últimas horas, Chuck Hoskin Jr, líder del pueblo cherokee, pidió que se cambie el nombre del vehículo. «Pienso que llegó el tiempo en que sociedad y equipos no utilicen más nombres, imágenes y mascotas vinculadas a los nativos americanos», afirmó.
El jeep es fabricado por la empresa Stellantis, fruto de la fusión de Fiat-Chrysler y la francesa PSA. «Estoy seguro de que las intenciones son buenas pero no nos honra tener nuestro nombre vinculado a la marca de un automóvil», agregó Hoskin respecto de un jeep que se comenzó a comercializar en 1974, dejó de usar ese nombre varios años y lo retomó en 2013. Para el pueblo cherokee es una «apropiación cultural» el uso del nombre «Jeep Cherokee» o «Jeep Grand Cherokee».
Hoskin habló del tema con representantes del fabricante que se contactaron con él luego de declaraciones en contra del uso del nombre. «Creo que estamos en una época en este país en la que es hora de que tanto las empresas como los equipos deportivos retiren el uso de nombres, imágenes y mascotas de nativos americanos de sus productos, camisetas de equipos y deportes en general«, detalló, y no dudó en decir que «estoy seguro de que está hecho con buenas intenciones, pero no nos honra tener nuestro nombre pegado en la parte lateral de un vehículo».
Por su parte, Kristin Starnes, portavoz de Stellantis, afirmó en un comunicado que el nombre del vehículo fue seleccionado «y cultivado a lo largo de los años para honrar y celebrar a los nativos americanos por su nobleza, proeza y orgullo». No obstante, no respondió si se evalúa el cambio de nombre.
No es la primera vez que los pueblos originarios plantean una cuestión como esta en los Estados Unidos. De hecho, hay dos antecedentes recientes. El equipo de fútbol americano Washington Redskins y el de baseball Cleveland Indians debieron cambiar los apelativos de «Redskins» e «Indians» por connotaciones racistas y para expresar respeto a los nativos.
Fuente: Página/12