Un nuevo estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) demuestra que integrar la transición energética en los planes de estímulo y recuperación pos-COVID-19 es una inversión que traerá beneficios significativos, no solo para el medio ambiente y la salud, sino también para la economía y la generación de empleo.
Con base en datos concretos y los resultados del Modelo Económico Verde, La transición energética como motor de la recuperación económica ante la COVID-19 en Panamá ilustra cómo una transición energética centrada en las energías renovables y la electrificación hará crecer el PIB panameño y el empleo a corto plazo, con incrementos sustanciales en el futuro.
El estudio encuentra que el incremento en los niveles de ambición climática para la recuperación de la COVID-19 es directamente proporcional a los beneficios que pueden obtenerse: las ganancias económicas duplican las inversiones y, en los escenarios más ambiciosos, podrían triplicarlas. De estos beneficios, 70% corresponde a ganancias adicionales en el PIB real, 26% a ingresos públicos adicionales y 4% a ingresos laborales adicionales.
Esto supone un aporte a la economía panameña de US$ 160.650 millones frente a una inversión de US$ 47.000 millones, con un estímulo de hasta 2.35% adicional en el PIB, y beneficios de entre US$ 2,11 y US$ 3,4 por cada dólar invertido, además de la generación de más de 10.000 nuevos empleos directos.
El informe muestra asimismo que es posible reducir las emisiones de CO2 del sector energético hasta 24% para 2024 y que, con la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles a partir de 2025, se generarían ahorros de hasta US$ 3.700 millones para 2050.
“Este estudio es oportuno ya que es clave que los planes de recuperación pos-COVID-19 en América Latina y el Caribe incluyan medidas para promover tecnologías e infraestructura de cero emisiones, que son cruciales para lograr los objetivos del Acuerdo de París, así como de la Agenda 2030, y generar prosperidad a largo plazo”, dijo Leo Heileman, director regional del PNUMA en América Latina y el Caribe.
“La transición del sector energético requerirá importantes inversiones, al igual que la recuperación de la COVID-19, de modo que es fundamental unificar ambos esfuerzos. El GEM no solamente muestra los escenarios potenciales, sino también los beneficios y, aún más importante, provee una serie de pasos que necesitamos seguir”, destacó Ligia Castro de Dons, asesora en el Ministerio de Ambiente de Panamá.
Tras reconocer que el país es un modelo para América Latina y el Caribe en términos de transición energética, Ana Gordon Vergara, encargada de Negocios de la Unión Europea en Panamá, señaló que para alcanzar la meta de reducción de 1,5 ºC del Acuerdo de París y disminuir las enormes brechas, hacen falta datos, modelos y planes robustos que sienten las bases de las trayectorias de cero emisiones.
Destacó también la importancia de las alianzas sólidas y la cooperación entre países y regiones para aumentar los esfuerzos colectivos rumbo a una recuperación global, verde y resiliente de la COVID-19 y hacia un planeta con cero emisiones de carbono.
El estudio toma como base el informe Carbono Cero: la oportunidad, el costo y los beneficios de la descarbonización combinada de los sectores de energía y transporte, publicado por el PNUMA en 2019, que presenta la viabilidad tanto técnica como económica de una transición que ahora gana aún más importancia.
“Con este trabajo se confirma que las propuestas incluidas en la agenda de transición energética tienen todo el potencial para fungir como herramientas para la reactivación económica sostenible dentro de la visión de ‘reconstruir mejor’”, concluyó Jorge Rivera Staff, secretario de Energía de Panamá.
El informe fue realizado bajo el liderazgo de la Secretaría Nacional de Energía y el Ministerio de Medio Ambiente de Panamá, con el apoyo del PNUMA y la Unión Europea.