Por: Francisco Parada Walsh*
Se le dará a una nación que agoniza, mejor descripción no puedo encontrar. Una muchedumbre que aún no tiene ni idea de la pobreza que se avecina, pensiones que no alcanzarán ni para lo más básico, un saqueo como nunca visto; las dictaduras militares fueron apenas rateritos, ARENA y el FMLN ya eran ávidos ladrones pero lo que se viene, es de magnitudes indescriptibles. Realmente es motivo para preocuparse y pensar cómo pudimos ser tan ingenuos para permitir que llegáramos a niveles de enajenación como lo que vivimos y morimos.
Nuevamente será el pobre el que sacará la peor parte. En la historia de la humanidad, nunca el pobre ha importado, nunca. Darle un tiro de gracia a una sociedad o muchedumbre que luce impávida, estatuas de cera que no tienen alma, ni raciocinio para entender la pobreza que vivirán, merecido lo tenemos, y aún falta más pan y circo.
Ni el mismo gobierno entiende lo que piensa implementar, mucho menos aquella persona invisible que ante una caja de víveres vendió su alma al diablo; ahí se masificó el voto pero estas personas poco importan, el objetivo se logró: El poder total ¡Qué arrogancia! Durante la pandemia hubo personal de salud que con todo el dolo del mundo fueron aniquilados con un tiro de gracia, la diferencia con los que seguimos en la lucha diaria es que moriremos aun viviendo, parece que no se entiende pero aquel hombre que recibe una pensión de hambre, mañana no le alcanzará ni para siquiera saciar tal instinto, pero no parece importar a los responsables de tal descabellada medida, no, que mueran personas de hambre, que empiecen los desalojos de las casas, pérdidas de propiedades, aumentos en los intereses en hipotecas y préstamos personales, reducción en las pensiones; mientras, nuestros dólares serán la garantía para esta fechoría.
Detrás de esta medida hay una perversión inimaginable, no hay palabras para describir la nula empatía con el salvadoreño, con el anciano, con el enfermo; no, todo se trata de tomar el botín aun a costa de las vidas de mi gente. Pero como mencioné arriba, merecido se tiene, a nadie forzaron a votar a favor del partido gobernante, los regodeos y la dicha de los fanáticos enajenados que son incapaces de discernir entre el bien y el mal pues sería como aceptar una auto derrota y de nada servirá, pobres seres miserables que vivirán y sufrirán la caída del castillo de naipes.
Ojalá que los votantes que eligieron a las actuales autoridades se les dé un carnet o un código introducido en su cuerpo y cuando realicen una transacción puedan decir al cajero, al banco, a la escuela: “Yo voté por ellos y a mí no me pasará nada, soy diferente” ¡Pobres diablos! Patéticos, empieza una avalancha de infortunios mientras los padres de los desaparecidos buscan a sus hijos, el país del ayer donde ya el golpe a la Corte Suprema de Justicia y la remoción del fiscal general son cosas del pasado; un país que olvida su pasado tiene todo el derecho a sufrir sus torpes decisiones, un salvadoreño que olvida su pasado tiene todo el derecho a sufrir sus torpes decisiones; las plañideras modernas bitcoinianas aparecerán en cada casa, en cada empresa y no parece que entendamos que usted amigo lector será un pobre más, pero pobre de verdad, se acabó aquello de que puedo ahorrar, puedo viajar, puedo salir con la familia; somos guanacos que nos hartamos sopa de pitos y no salimos de ese sueño o pesadilla que se viene, algo inimaginable, y nuevamente es el pobre que sale trasquilado.
Con la dolarización, usted y yo nos hicimos 8.75 veces más pobres a diferencia del rico que aumentó su poder económico 8.75 veces; hoy la relación no se puede calcular, es un abismo infinito entre ese salvadoreño promedio y los que manejarán el bitcoin; las pérdidas serán para nosotros y las ganancias para el estado. Mientras en países de primer mundo está prohibido el uso de esta cripto moneda, acá se ofrece a la población que será el país de las oportunidades, claro, oportunidades para “los mismos de siempre”; aun en este momento el daño que el país ha sufrido al perderse tres mil millones de dólares llevaría varios años poder siquiera nivelarse no digamos cuando entre en uso tal disparate.
Usted llegará a un banco a pagar determinada factura o deuda, sus dólares no servirán ¡de nada! Pasó lo mismo con la dolarización, se dijo que tanto el colón como el dólar tendían validez legal, nada más alejado de la realidad; intente recordar amigo lector cuando usted quiso retirar colones, más servía de burla a una sencilla cajera ante ese disparate que usted solicitaba, nunca vio un colón, esa es nuestra historia.
Debemos recordar y viajar al pasado, hace más de un siglo el colono recibía reales o monedas acuñadas por cada finca y usted colono debía gastarlas en la tienda del oligarca patrón ladrón, hoy sucederá lo mismo, usted recibirá la moneda de un estado y deberá gastarla en estos veinte mil kilómetros de indolencia, hambre, estupidez y miseria.
Qué decir de las remesas que recibe una bella musa pero que no va a misa y son las que llevan comida a las mesas salvadoreñas, el pilar real de la economía salvadoreña que se verán afectadas en una forma como nunca; una familia acostumbrada a recibir determinada cantidad de dinero, pensemos en quinientos dólares y va a retirar su dinero y apenas le dan dos cientos dólares, una de las realidades más dantescas que viviremos, mientras, que siga la fiesta de indolencia, de hambre y de los cachos del mal.
*Médico salvadoreño