Esta hembra de quebrantahuesos sufrió una lesión que le dejó sin parte de la pata. Un equipo de cirujanos ha diseñado una avanzada prótesis biónica que le permite aterrizar, caminar y sujetar a sus presas.
Los padres de Mia usaron lana de oveja para reforzar el nido, pero cuando una de las fibras se enredó en su pata derecha, esta comenzó a morir por la falta de oxígeno. Los veterinarios amputaron la parte inferior de la extremidad, pero el ave —uno de los más grandes y raros de Europa— ya no era capaz de sujetar su comida, algo que de hecho se convirtió en una sentencia de muerte para ella, pues corría el riesgo de morir por malnutrición.
Afortunadamente, el equipo de veterinarios, liderado por Sarah Hochgeschurz, de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena, se puso en contacto con el reconocido cirujano Oskar Aszmann, considerado el líder mundial en la creación de prótesis controladas por la mente. En 2011, creó una prótesis biónica para un electricista austríaco llamado Patrick Mayrhofer, quien había perdido la capacidad de usar su mano izquierda a raíz de un accidente laboral. Ahora es un campeón paralímpico de snowboarding.
En el caso de Mia, no era una tarea fácil, y es que la primera prótesis biónica aviar debía ser lo suficientemente resistente y estable como para soportar tanto fuertes golpes durante el aterrizaje, como el peso de los grandes huesos que suele levantar al aire y lanzar desde las alturas antes de comérselo, puesto que solo se alimenta de ellos.
Para lograrlo, los médicos decidieron instalar una fijación metálica dentro del hueso de la pata, una técnica conocida como osteointegración. Con el paso del tiempo, el hueso crece hacia dentro de los hilos de metal, convirtiendo la fijación en parte del esqueleto.
Finalmente, conectaron el clavo metálico con la pata artificial hecha de caucho. Si bien la prótesis cilíndrica carece de garras, permitirá al ave aterrizar más suavemente y usar ambos pies para sujetar la comida.
«El ave hizo sus primeros intentos por caminar apenas tres semanas después de la cirugía, y seis semanas más tarde, la prótesis ya estaba en plena carga», declara Aszmann. Agrega que ahora Mia es capaz de aterrizar y caminar con dos patas.