El Lago de Sangre

Por: Francisco Parada Walsh*

Cuanta un amigo de la montaña que su abuelita le decía que hay una leyenda que se llama “ El Lago de Sangre” que una vez que uno muere lo debe cruzar y al llegar al otro extremo está Dios y los perros esperando a esa ánima atormentada y es Dios quién pregunta a los perritos si esta persona los trató bien o mal, ahí se decide su futuro, o una vida a toda madre en ese cielo esquivo o un bacanal y una farra eterna  con las diablas picaronas y todos mis amigos que sin dudarlo un momento, ahí los encontraré.

Revisé mucho la historia de los animales en el mundo, particularmente en el oriente medio, Egipto, Siria, Mesopotamia y aterricé en ese México histórico  sobre la importancia que tenía un animal en tales sociedades y prueba de ello es la adoración por los gatos, en Egipto hay más de setenta millones de estatuas enterradas de gatos aparte de la que fueron robadas, eso me dice que los animales siempre han ocupado un lugar de relevancia en el pasado, en el presente y en el futuro.

Soy amante de todo animal, algunos amigos me llaman “Animal Planet” apodo del que me siento tan orgulloso y así como debo morir y cruzar El Lago de Sangre espero que todos mis amigos peludos y bigotes me reciban, apacharles un ojo para que entiendan que deben mentir y decirle a Dios que los traté mal, que fui un ser humano despreciable para que Dios, totalmente asqueado de mi persona al oír al Chacal de la Trompeta me envíe a la farra eterna del infierno ¡Qué diablas más diablas las que me esperan! ¡Ríos de cerveza Regia! ¡Banquetes a lo Faisca do Brazil! Pero al final, lo importante es amar y ser compasivo con cada animal, son parte del evangelio, del budismo y tantas filosofías de vida  y como tal, somos uno solo.

Como dice Gandhi: “La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que se trata a sus animales”, nuestra tierra ni tiene moral, ni es nación y ni por cerca grandeza. Pero vale la pena hacer un símil con nuestro prójimo, si existiese ese Lago de Sangre y al cruzarlo no fueran los perritos los que nos esperan para decidir nuestro eterno futuro sino a todos aquellos que en nuestra efímera vida hemos servido o hemos pisoteado ¿Qué sería de nosotros?: Vale la pena reflexionar a cuántas personas he desechado, he agraviado, he robado y he matado porque matar no significa disparar un arma de fuego, no, se mata al negar la felicidad, al negar un trabajo, al despedir a un empleado, al mentir, al evadir, al robar; cada lector debe evaluar en qué categoría de asesino cae, difícil estemos pulcros del alma, no, si nos tomaran una foto con una cámara Kirlian quizá  pudiésemos ver toda la mugre que arrastramos, los cadáveres que cargamos  y quizá así, quizá cambiaríamos nuestro actuar, nuestra forma de vida.

Hombres y animales, somos uno solo, no hay dónde perdernos. Como dice una amiga mía: “Entre más conozco a las personas, más quiero a mi chucho”. No es nada ofensivo tal frase, al contrario, es una realidad y debemos entender que solo el amor al prójimo puede salvar nuestra alma y quizá hizo falta un décimo primer mandamiento: “Amarás a los animales como a ti mismo” para que quizá por temor, nuestras vidas fueran más amorosas, más humanas, más compasivas. En el recorrer de mi vida he conocido a pobres diablos, hombres y mujeres, de todas las profesiones que en un chasquido de dedos olvidan su pasado, y su arrogancia y soberbia los convierten en seres despreciables que cual globo pinchado caen derrotados por la vida; ejemplos sobran en nuestra triste nación.

El Lago de Sangre lo debemos cruzar y espero que a la diestra de Dios estén mis amigos peludos y bigotes y atrás de ellos estén todas las personas que he tratado mal, que en mi mayor humildad puedo decir que son pocas, muy pocas y que ellos decidan mi vida eterna pero mientras siga en este Planeta Tierra Roja seguiré amando a los animales, pueda ser que en esa rara evolución o involución en la otra vida no llegue al cielo ni al infierno y qué tal me toca tener una vida de perros y quisiera que todo humano me tratara con cariño y si no puede, con que no me joda seré feliz.

Todos cumplimos misiones y debemos cumplirlas con creces. Recientemente leí un profético comentario en las redes sociales: “Recuerda que de esta vida solo te llevas una muda de ropa… (Y no eres tu quien la escoge”) entendí que no somos nada. Debe el lector leer la historia de Enzo Mallorca quien dice: “Hasta que el hombre aprenda a respetar y a dialogar con el reino animal, nunca podrá conocer su verdadero papel en esta tierra”.

Y como empecé con una leyenda debo terminar con otra: Cuentan que la Señora  Muerte llegó a afilar su guadaña, y el afilador le preguntó  porqué la afilaba tanto, que a cuántas personas se llevaría ese día a lo que la Señora Muerte  respondió que la guadaña no la ocupa para volar cabezas de tajo sino para quitar los chiriviscos y tanta maleza en el camino al cielo, pues le hizo saber que ese camino es poco transitado.

*Médico salvadoreño

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