Por Leonel Ibarra.
El repunte de la economía mundial ha impulsado el precio de los principales «commodities». Analistas advierten del impacto para Centroamérica.
Entre las imágenes que quedaron grabadas en la historia del año 2020 fue el desplome del precio del barril de petróleo de referencia de Estados Unidos (WTI) cuando a finales de abril cayó un 305 % y por primera vez, desde que hay estadísticas, entró en valores negativos, pues el precio quedó en -$37.63.
En consecuencia, otras materias primas como el gas, cobre, hierro, aluminio, trigo, maíz, azúcar, entre otros, experimentaron fuertes caídas de sus precios en los principales mercados.
Pero este período de bajos costos, que fue de gran alivio para la mayoría de países de Latinoamérica, que son importadores netos de los hidrocarburos, ha llegado a su final en el primer trimestre de 2021.
De hecho, se prevé que los precios se mantendrán «cercanos a los niveles actuales a lo largo del año», gracias al repunte de la economía mundial y a las mejoras en las perspectivas de crecimiento, según la publicación Perspectivas de los mercados de productos básicos, del Banco Mundial (BM).
Óscar Jasaui, presidente de la agencia calificadora Pacific Credit Rating, explica que luego del impacto de la pandemia de covid-19, se ve «una recuperación global en forma de V», especialmente por la mayor demanda de países como China, India, Estados Unidos y Francia.
El BM afirma que, gracias a la mejora económica, así como a algunos factores específicos de la oferta, estima que «casi todos los precios de los productos básicos han superado los niveles previos a la pandemia» y este año los precios de la energía aumentarán, en promedio «más de un tercio» con respecto a los valores de 2020 y que el petróleo se ubicará en un valor de $56 por barril, los precios de los metales aumentarán un 30 % y 14 % los productos agrícolas.
José Luis Arce, socio director de FCS Análisis y Estrategia, asegura que en el entorno externo hay «claros-oscuros para Centroamérica», pues pese a que se tiene una recuperación fuerte en las economías avanzadas, que se traduce en más exportaciones y envíos de remesas, al mismo tiempo el comportamiento de los precios de las materias primas «genera preocupación en el mediano plazo».
Arce explica que esta recuperación en los «commodities» no era esperada hace ocho meses y recuerda que los países de Centroamérica son importadores netos de las materias primas y tomando en cuenta que se espera un crecimiento del 21 % del precio del barril de petróleo, «eso tendrá un impacto negativo en el ingreso real».
«Esto será un freno en la recuperación de la demanda interna, que es justamente donde más nos está doliendo la crisis experimentada el año pasado», dice el analista.
El informe del BM señala que se espera que la demanda de hidrocarburos se fortalezca durante 2021, a medida que aumente la disponibilidad de vacunas (en particular en las economías avanzadas), se flexibilicen las restricciones impuestas durante la pandemia y se consolide la reactivación mundial.
«Se prevé que los precios se ubicarán en un promedio de $60 por barril en 2022. Sin embargo, si las medidas de contención de la pandemia no prosperan, una nueva disminución de la demanda podría ejercer presión sobre los precios», dice el reporte.
Ayhan Kose, vicepresidente interino de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones, y director del Grupo de Perspectivas del Grupo Banco Mundial, advierte que los mercados emergentes y las economías en desarrollo, sean importadoras o exportadoras de productos básicos, «deben fortalecer su resiliencia a corto plazo y prepararse para la posibilidad de que el crecimiento pierda impulso».
Por otra parte, los precios de los metales retrocederán parcialmente respecto de los aumentos de este año, a medida que el crecimiento generado por los estímulos pierda su fuerza en 2022, pero el avance de la matriz energética mundial hacia la descarbonización también podría fortalecer la demanda de metales.
En cuanto a los precios agrícolas, estos han aumentado «sustancialmente» a raíz de la disminución de la oferta en América del Sur y la fuerte demanda de China. No obstante, la mayor parte de los mercados mundiales de alimentos básicos siguen estando «adecuadamente abastecidos» en comparación con los niveles históricos, y se prevé que los precios se estabilizarán en 2022.
El organismo multilateral informó que, si bien los precios mundiales de los alimentos básicos han permanecido sin cambios en el último tiempo, siguen surgiendo pruebas que confirman la relación entre la covid-19 y el aumento de la inseguridad alimentaria, y se prevé que dichas repercusiones se extenderán durante 2021 y 2022.
Tomado de El Economista.