Por: Róger Hernán Gutiérrez*
Es importante revisar el avance, estancamiento y retrocesos de la plataforma reivindicativa presentada al gobierno salvadoreño el pasado Día Internacional de la Clase Trabajadora; importante destacar que la presentación tuvo más oportunidad que en años anteriores, por primera vez en la historia se “facilitaron mecanismos protocolarios” que ningún otro Presidente había estimado y puesto en práctica, talvez en una manera demagógica y populista, sin embargo permitió entender que una conmemoración importante en el desarrollo histórico de la civilización, era retomado por la gestión del Gobierno del Presidente Bukele, y abrió las puertas de Casa Presidencial, recibió a la Comisión sindical designada en un espacio importante de tiempo, donde se escucharon los planteamientos dentro de la heterogeneidad sindical que se ve inmersa en dichos procesos político laborales.
Sabemos que el problema de unidad programática y orgánica sigue siendo la debilidad estructural del movimiento sindical salvadoreño y regional; los aspectos ideológicos se han diluido, pero aún mantienen los rencores y desavenencias de hígado graso, que no logran unificar las metas y objetivos hacia un programa político autónomo e independiente, que luche por una economía de y para las personas trabajadores. La gestión gubernamental de Bukele, está basada en un masivo apoyo electoral, que va siendo mermado en cada decisión política tomada en completo divorcio con las fuerzas productivas del país.
Evaluando lo que parte de una clase trabajadora de las muchas movilizaciones que se derivaron en aquel importante día, recogieron las siguientes demandas socio-económicas, medio ambientales, políticas y comunitarias. En un primer momento necesario evaluar la demanda sobre las presiones que ejercen los organismos financieros internacionales, al parecer el Gobierno Bukele, mantiene una disputa entre la necesidad de recursos y, los condicionamientos que este tipo de presiones establecen en un país dependiente y sub desarrollado—el incremento de los impuestos, y el favorecimiento de políticas financieras y económicas que concentran y fortalecen la riqueza en pocas manos.
Las medidas que se están tomando a nivel del ejecutivo y legislativo, establecen contubernios y poca transparencia en cuanto al endeudamiento para el país, que sabemos recae en el pago de la deuda en aquellos que tienen poco o nada (asalariados y no asalariados), y estanca el progreso y cumplimiento del Estado para la salud, la educación, el desarrollo productivo, vivienda, en tanto su pago es enorme año con año dentro del presupuesto nacional.
Sobre la demanda de una mayor protección social en la cobertura de los riesgos de la vejez, la invalidez común y la muerte—es decir un sistema de pensiones, que de nuevo estructure su administración evitando el lucro; que genere la protección previsional en casos de muerte e invalidez, situación por la que muchas personas trabajadoras pasan y sufren sin tener condiciones económicas para soportarlo. Y luego está llegar a una adultez mayor, y no tener la protección suficiente para continuar esa parte de la vida, el negocio que priva actualmente en el actual sistema previsional, cada día desprotege y deshumaniza el derecho a vivir una vejez, en tanto los montos de pensión continúan siendo atentatorios a garantizar una vejez en condiciones de vida dignas. El Presidente Bukele, aún esconde el momento propicio para destapar el planteamiento, la idea e imponerla como ha solido hacerlo con las otras cuestiones de importancia.
Con una reforma fiscal progresiva, que vaya debilitando la alta concentración de la riqueza, y vaya reduciendo el iva a los bienes y servicios necesarios para quienes sobreviven día a día en la pobreza; aborde con mayores impuestos lo suntuario que se compra por ciertas élites económicas, el impuesto predial a los activos, así como a la ganancia y la plusvalía, impuesto que el gobierno de ARENA redujo sustancialmente. Hay grupos dominantes que controlan la economía, que contrae los salarios, reduce los empleos formales, y se necesita una reforma fiscal que aún no se oye decir nada por parte del Gobierno Bukele. Se oye poco el trabajo de una clara persecución del delito fiscal—hay grandes evasores, además que continúan prevaleciendo leyes a favor de la elusión fiscal, que se diluye en detrimento de mejores beneficios y servicios públicos para la población que lo necesita.
Las zonas francas y zonas económicas especiales en proyecto, no han logrado estabilizar y progresar en materia de empleo, y en mejoramientos al poder adquisitivo de la gente con mejores salarios y aumento progresivo de condiciones económicas para quienes no poseen los medios de producción. Las acciones del grupo económico Bukele, aún no logra el modelo económico que impulse la hegemonía—el trabajo del desarrollo de bienes y servicios, continúa en procesos productivos precarios, pocos logros en tecnología, sin avances importantes que eleven la calidad de vida de la gente, hay pugnas que no ofertan oportunidades de desarrollo y de bienestar para las personas trabajadoras—y la ley bitcoin, no era en nada lo que planteamos como demandas reivindicativas.
*Sindicalista salvadoreño