La Canción es la misma

Recuerdo que apenas tenía once años cuando en el colegio García Flamenco escuché hablar de  un grupo musical llamado Led Zeppelin; venía de Berlín, mi vida y mi tumba donde dejé mi ombligo y a la tierra que debo volver; me inquietaba saber qué era el rock and roll, quién era ese grupo ¡ese tal Led Zeppelin! mi madre me acompañó a comprar ese disco, allá en el centro de San Salvador, casi frente a la librería Hispanoamérica y cerca de una sorbetería Pops; tenía una vieja radiola y empecé a descubrir la música más maravillosa, volvía a escuchar una y mil veces las canciones de ese disco, “Perro Negro”, “The song remains the same” y tantas obras de arte que solo a ese grupo se le ocurrió recitar.

Por: Francisco Parada Walsh*

Ahora, que entre más viejo más me apasiona dicha música y quizá debo entender que esa rola se aplica a nuestra política, cambian gobiernos pero todos tocan “La Cancion es la misma”; nada cambia, solo los personajes, los actos vandálicos y delincuenciales se mejoran, se depuran, se embellecen. Dejemos que será Jimmy Page y Robert Plant que en su magia, nos hagan delirar y señalar porque la canción es la misma.

Yo tuve un sueño, un loco sueño, cualquier cosa que quisiera saber, cualquier lugar al que necesitara ir. (El salvadoreño no tiene sueños, no, vivimos en un estado de pesadilla donde nunca despertamos, y sirve esta tierra para que los gobiernos de ARENA, FMLN y Nuevas Ideas que de nuevas ¡No tiene nada! Y que, cortados con la misma tijera pueden hacer cualquier cosa, ir donde ellos quieran, comer lo que sus deseos más primitivos deseen, nada nuevo, todo es lo mismo y aquellas arengas donde “El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán” no fueron más que diatribas y consignas vacías mientras cientos de miles caímos rendidos a “detener el comunismo”, mientras saqueaban a esta pobre tierra, y tan mal las cosas que dice “El que habla con Dios” que desea fundir la estatua del “Mayor Asesino” y convertirlo en una tapadera de alcantarilla.

Mientras “El Pueblo unido jamás será vencido” está preso; desde 1992 no existían presos políticos y ahora, con todo el dolo y maldad del mundo fueron encerrados, maltratados, exhibidos. No es de mi gusto lo que viven, pero el poder apendeja, se pierde el rumbo y muchos de los detenidos se creyeron intocables, algo conozco de algunos de ellos, y quizá debe responderse que la gente honorable y honrada no se mete en política. Pero el cuento no termina ahí, todos los que ahora viven en la nube rosa, más temprano que tarde caerán, porque “La Canción es la misma)”.

Escucha mi canción, la gente no escucha ahora, canta sola, no sabes de lo que te estás perdiendo ahora, cualquier pequeña canción que te sepas, todo lo que es pequeño debe crecer y tiene que crecer. (“La población no escucha ¡Cuánta razón! Todo es reflejo, el hambre, el insulto, el fanatismo y por no escuchar este pueblo cae nuevamente en un remolino de maldad que no saldrá bien librado pero eso no importa a nadie, somos “El País de la Sonrisa”).

Luz solar de California, dulce lluvia de Calcuta, luz de estrella de Honolulu, la canción se mantiene igual. (“A California llegan nuestros hermanos que prefirieron emigrar que seguir aguantando miseria, hambre, desempleo y desapariciones, el ataque a Pearl Harbor, Hawái es el detonante de que “Los mismos de siempre” cometieran el acto más abominable de la humanidad y nada ha cambiado, “La Canción es la misma” y se pasearon en Afganistán, y quizá solo hacen girar un mapamundi y ver a quién seguirán jodiendo (Que hacen por nosotros): Experimentos).

Canta Hare Hare, baila el Hoochie Koo, las ciudades de luz son tan brillantes, mientras nos deslizamos, deslizamos, deslizamos. (Grite, llore, patalee, nada cambiará, y veamos el futuro; la desesperanza cada día es mayor y es esa desdicha de mi gente que vuelve a tropezar con la misma piedra; nos damos en la jeta, y nada parece detener nuestra tragedia. Mi niñez se desarrolló en un ambiente donde mi padre perteneció al P.C.N. ¡Ladrones de teta! Y en la adolescencia las conversaciones giraban sobre la importancia que fueran gobiernos de derecha los que tomaran las riendas del país; mi padre, era antagónico a la izquierda; era un hombre académicamente brillante y un gran cabrón en la casa pero siendo tan ilustrado creía en “El rebalse” de la derecha”, acción que aun espero pues nuestra derecha se sirvió champan en grandes copotas para ellos y lo que se derramaba, también se lo chuparon, no dejaron ni una gota de champán rojo ni un sorbo de misericordia para un país saqueado.

Llegué a los treinta, creía que el comunismo era malo, quizá el único apoyo que mantenía tal locura fue haber sufrido la “Ofensiva Final”; creía en los malos y en los buenos y todo era una mentira ¡Todos son malos! Y recuerdo que escuché unas conversaciones que el padre del ex presidente Flores sostuvo frente a mí con miembros de la oligarquía, y básicamente salí vomitando y nada ha cambiado, nada; ese supra poder es infinito, como escribí en otro artículo, pusieron al presidente de pechito para culparlo ante un pueblo desesperado, hambriento y sin rumbo que creyendo que existe algún dinero guardado después de cotizar 25 años o más se da cuenta que no tiene nada, ¡Nada! Y será el juez tiempo quien se encargara de volar cabezas, ejemplos sobran para ser tan sencillos: Noriega, Hussein, Gadafi, y tantos más.

Solo es cuestión de sentarse en una silla cómoda y ver, el circo romano donde nuestras autoridades serán los esclavos y las fieras hambrientas, ese supra poder mundial, que le vale un pepino liquidar a un débil enemigo”).

*Médico salvadoreño

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