Funcionarios del Gobierno del presidente Nayib Bukele habrían negociado con tres de las principales pandillas que operan en El Salvador “, para buscar reducir los homicidios en el país, revela una investigación del periódico El Faro.
Las negociaciones, que se habrían mantenido “dentro de penales de máxima seguridad” con los cabecillas de los de la Mara Salvatrucha-13, Barrio 18 Revolucionarios y Barrio 18 Sureños, ofrecían a los miembros de estos grupos -catalogados como terroristas- “mejoras en las condiciones de vida carcelarias y beneficios para sus miembros en libertad”.
Según la investigación, que muestra imágenes y cita documentos, las negociaciones fueron documentadas por el Ministerio Público, que entonces tenía como fiscal general a Raúl Melara, “a través de audios, fotografías, documentos y testimonios”, además la investigación recibió el nombre de “Catedral”.
Después de que el medio digital sacará a la luz su reportaje, el actual presidente del Congreso salvadoreño, Ernesto Castro, restó importancia a la investigación periodística.
En referencia directa a la publicación, dijo que “obviamente, siempre habrá grupos de poder fáctico interesados en que volvamos al estado anterior de las cosas. ¿Por qué? Porque viven del caos. Si no hay violencia, si no hay muertes, no tienen razón de ser, no tienen nada que publicar. Por eso quieren, que retrocedamos”.
Castro también reconoció el derecho de los medios de comunicación de investigar, sin embargo, puntualizó que el Gobierno tiene “el derecho a cuestionar la calidad, la pericia, la verificación de la información… y el interés real de sus publicaciones”.
Esta no es la primera vez que un medio salvadoreño señala que la Administración Bukele ha mantenido tratos con estos grupos delictivos para lograr reducciones históricas en las tasas de homicidios en aquellas zonas que son controladas por las maras. Algo que desde el Ejecutivo han negado.
El Salvador, al igual que el resto de los países que componen el Triángulo Norte de Centroamérica, ha venido sufriendo por años la violencia perpetrada en gran parte por las maras o pandillas, la corrupción y la pobreza extrema. Problemas que han sido identificados por EE. UU. como algunas de las principales causas que impulsan la migración.