Un País y su Karma

Haití sufre tantas calamidades que pareciera una tierra maldita. Sin embargo, nuestro país con un altivo nombre como es El Salvador de La Nada no se queda atrás  ¿Qué hay de ese karma histórico que nos hinca, nos acorrala como algo tan propio de nuestra gente? Durante la noche pensé en ciertas personas cercanas a mí que mientras el país va en picada y en días será el crujir de huesos, muchos se distraen y se abstraen de la tragedia que se viene.

Por: Francisco Parada Walsh*

Muchos aducen que se preocuparán cuando llegue la hora, que de nada sirve desgastarse antes de tiempo; otros, celebran a lo grande que al gato se le cayó un pelo; ríos de cervezas y guaro circulan en las venas y arterias de un país que anda queriendo quitarle el primer lugar a Haití.

Aun, nuestro karma apenas empieza a hacerse sentir, todavía falta pero me pregunto ¿Por qué el país sufre tanto desde su falsa invención?: Tiene que ver con nuestra conquista donde fuimos sometidos a “pija y rincón”, a muerte, a violaciones, a masacres y debe esa tierra fecunda en sangre cuscatleca sentir algo, quizá vergüenza de su gente, de un país que por más cuentos que me quieran vender no los creo ¡que por ser “guanaco” soy diferente! no, somos guanacos y borregos por cobardes, por no entender que la dignidad se hereda, y es más fácil transmitir dignidad y coraje que una fortuna, que un lugar en la sociedad.

Todos, me incluyo, vivimos en un mundo rosa donde de a poco se transforma en un universo rojo donde las fosas clandestinas gimen, retumba la tierra cuando la joven desaparecida habla con Dios y le dice que quiere regresar a casa, a ser enterrada con toda la dignidad que merece, pero Dios, ausente como siempre en los grandes problemas del mundo no parece importarle, no, se retira a su vida de dios cuando esta sangre, léase bien, esa sangre que chispeó cuando el machete cercenó el valor del campesino, cuando le arrebataron la tierras ejidales,  esta tierra, anegada de más de ochenta mil muertos como resultado de una guerra civil no puede ser que ese cadáver picoteado por zopilotes no busque a su familia, a su gente, a su patria, a sus hijos; cómo poder olvidar tantas fosas clandestinas de las que ni sentimos ni la menor compasión por el hermano sacrificado en ese altar, entregado a la bestia como dicen ¡Tiene que haber un karma a pagar! El Salvador ocupa el segundo lugar en toda Latinoamérica, apenas abajito de Haití  en cuanto a deforestación y el tercer lugar en consumo de cocaína en todo el mundo ¿Casualidades? ¡No por favor! La sumisión de un hombre mayor ante la debacle que viviremos solo dice que ese es el salvadoreño donde ni siquiera piensa en el ayer sino en la promoción del balde cervecero ¡triste realidad! Algo, algo que se sale de toda explicación científica debe haber para que este país sea azotado, esquilmado, humillado y saqueado y todos callemos, todos.

Un pueblo entero prefiere pensar en guaro, futbol, cultos mientras la tierra gime. Dichosas esas almas indolentes que creen que ellos son diferentes, que nada puede pasarles cuando en esta tierra en vez de cultivar café su cultivan cadáveres que poco a poco empiezan a dar follaje, una mano por aquí, una pata por allá; nadie se escapará de este karma, nadie.

A veces me pregunto ¿Por qué nací en uno de los países más complicados de la tierra? No encuentro respuestas, nosotros no tenemos historia más que la de tantos conflictos y aun, nada conmueve.

Nací y debo morir en uno de los países más violentos del mundo, más injustos y alguna culpa debo tener; ese silencio por siempre, agachar la testuz, no objetar nada si aún eso representa maldad, por ende soy malo y no puedo tener un juicio justo cuando mi vida termine.

Ejemplo actual que describe lo que somos: La familia de la canciller pide le reintegren más de un cuarto de billón, tierras robadas, tierras ejidales, tierras de nuestra gente, de nuestro campesino que de un plumazo quedó en la calle y fue masacrado.  Esa es nuestra historia, tomar las cosas a la fuerza y eso incluye la vida misma.

Si los delitos no prescriben según las nuevas leyes vigentes, se debería refundir a toda la oligarquía pues son los culpables de ese saqueo, que, apoyados por gobiernos de turno no solo robaron sino que exterminaron a nuestra gente. Mi campesino chuponeando un güisquil con tortilla, mientras al cachorro Poma le trae los tres tiempos de la tierra de Cohise cuando debe trabajar quince días en la tierra del Karma.

¿Por qué siempre me extraña la tragedia que vivimos? ¡Solo hay una respuesta!: ¡Por indolentes! Un país, una patria y una sociedad no es la tierra que pisamos, un país se construye con respeto, con amor, con educación, con honestidad y se destruye con irrespeto, odio, ignorancia y corrupción.

¿Por qué siempre estamos en un eterno conflicto? No ha de ser fácil para la madre Tierra cuidar a más de dos cientos mil hermanos que han fallecido en forma violenta; tiene que haber una indignación de todos los elementos naturales ante un cementerio llamado El Salvador de Qué. Tener casi a un 2 % de la población

Médico salvadoreño

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