El tema de las pandillas y la evolución que estas han tenido en el país, es un tema que preocupa y del cual deben ocuparse las autoridades. Sin embargo, información que se conoce a través de los medios de comunicación revela que estos grupos, que actúan al margen de la ley, mantienen negociaciones con autoridades de Gobierno.
Según el director del Instituto de Derechos Humanos de la UCA (IDHUCA), José María Tojeira, como institución no han hecho una investigación sobre la tregua, pero señala que hay información, con pruebas, que han facilitado los medios de comunicación y eso es muy importante para analizar el fenómeno.
El director del IDHUCA dice que la tregua de las pandillas con los gobiernos es algo que se ha venido desarrollando sistemáticamente en el país desde hace bastantes años atrás.
Recuerda que las treguas empezaron oficialmente con el exministro de Defensa David Munguía Payés, pero después siempre se ha hablado de negociaciones, como por ejemplo para elecciones.
“Las maras son una fuerza real en el país y la tendencia del Estado a negociar con ellas parece que es evidente en los últimos años, ciertamente. Entonces, sí, por supuesto, un tipo de tregua en el campo, sobre todo, de los homicidios provoca un descenso, es normal que provoque también un descenso en los índices de letalidad de la policía. Ese es un tema en el que hay que seguir insistiendo y aclarando, porque un tipo de tregua que cambie unos delitos por otros. ‘Maten menos pero sigan extorsionando’, por ejemplo, no se toca el tema del control territorial, en serio. Entonces, ese tema conviene seguirlo investigando desde la sociedad civil e insistiendo en que realmente el trabajo profesional de la PNC se haga y se invierta, también en suprimir las causas que llevan también a la delincuencia: La marginación, la exclusión, la pobreza. Lleva muchas veces a algunos comportamientos violentos como respuesta a la misma violencia que significa pobreza”, explicó Tojeira.
Para el jesuita Rodolfo Cardenal, algo muy grave sucede en una sociedad donde las pandillas utilizan la tasa de homicidios para negociar derechos y sobrevivencia, y donde el negociador gubernamental acepta el juego, en lugar de emplearse en atacar la raíz de la violencia social.
