Sin duda es un aliado de nuestra salud aunque no padezcamos enfermedades porque nos protege y aporta vitaminas A, C, B1, B2 (que previenen las enfermedades relacionadas con el envejecimiento), selenio, manganeso, cobre, cinc y hierro. Es uno de los mayores desinfectantes que existen y, a la vez, uno de los más potentes antiinflamatorios.
Capaz de destruir las bacterias patógenas intestinales sin alterar su flora protectora, al mismo tiempo combate parásitos como lombrices, tenias, etc.
El ajo tiene también una función protectora sobre el corazón y las arterias, y combate la arterioesclerosis. Resulta muy saludable comer un diente de ajo o dos al día –preferentemente en ayunas–, porque una dosis más elevada podría causar problemas digestivos.
Consumirlo crudo permite aprovechar al máximo sus bondades. Deseche la parte verde del centro para que no resulte indigesto. Hay que tener en cuenta que no se debe cocinar en exceso porque pierde parte de sus propiedades salutíferas.
Un condimento que aporta un sabor maravilloso tanto si lo freímos, cocemos, guisamos o usamos en crudo, y estimula el apetito; pero, para poder aprovecharnos de sus cualidades, es esencial trocearlo justo antes de utilizarlo en la cocina.
Aunque sus virtudes medicinales fueron apreciadas –como ya apuntamos– desde la Antigüedad, es Luis Pasteur quien da a conocer su capacidad antibiótica, al observar que este condimento evitaba la proliferación de microorganismos. La alicina, una sustancia química presente en el ajo, rica en azufre, además de mejorar la circulación sanguínea, previene el cáncer y actúa contra las infecciones fúngicas y víricas.
Estudios científicos demuestran que posee la capacidad de estimular y mejorar el sistema inmunológico, a la vez que protege activamente de los tumores cancerígenos, sobre todo de colon, vejiga y estómago.
Los beneficios de esta planta liliácea están demostrados científicamente y son numerosos. Aquí tienes la lista de enfermedades y dolencias, para las cuales muchos médicos aconsejan la ingesta de ajo:
-Reduce el azúcar en sangre.
-Regula el metabolismo de las grasas.
-Mejora los problemas reumáticos.
-Previene las enfermedades cardiovasculares (dilata los vasos sanguíneos y evita los coágulos).
-Regula la tensión arterial.
-Controla los niveles de colesterol en sangre.
Solo nos resta decirles ¡Aprovechen!