Lecciones del triunfo de Xiomara en Honduras

Honduras como nación, y especialmente la clase política hondureña, deben comprender lo que pasó el domingo… y por qué pasó. La paliza electoral que recibieron el oficialismo y sus compañeros de cama política no fue algo ideológico: Ha sido el rechazo masivo a la corrupción que llegó a niveles exagerados, y una sonora bofetada a esa cleptocracia arrogante.

Ebrios de poder, llegaron al extremo (con el apoyo del lado oscuro del liberalismo y los partidos de maletín, también apaleados el 28 de noviembre) de legislar para la impunidad del saqueo, y hasta echaron del país a una Comisión Anticorrupción que trataba de limpiar la porqueriza.

El enriquecimiento a costa del erario llegaron a verlo como algo natural y un merecido botín, creyendo que con pagar millones a medios de prensa y pastores tarifados, y repartiendo migajas antes de las elecciones, podrían obnubilar a todo un pueblo. Pero invirtieron lo de Hamelin, pues la nación supo entender que quienes tocaban la flauta eran las ratas.

Xiomara Castro no ganó por el voto duro de su partido, ni porque ella quiera o la mayoría de los hondureños quieran que Honduras sea una Corea del Norte o algo parecido, argumento ridículo de la cleptocracia desesperada; ella ganó -y de manera arrolladora- porque logró representar la esperanza de terminar con el saqueo que produce pobreza e injusticia, aglutinando a centenares de miles de hondureños hastiados de la corrupción de JOH.
Resultaron minoría quienes por comodidad, egoísmo, falta de solidaridad con el país, se engañaron a sí mismos con eso de que la corrupción es un razonable precio a pagar por preservar su retorcida visión de lo que es la democracia.

La presidenta electa ha de saber bien porqué ganó con un margen impresionante, pero su estructura partidista debe tener claro que aquí a nadie se le está dando un cheque en blanco.
Y si en aras de una mal entendida reconciliación nacional se incumplen sospechosamente las promesas electorales, es grande el riesgo de que por la impunidad tengamos más de lo mismo y terminemos de hundirnos como nación.

Si ella organiza esa Misión, delega el hacer justicia y podrá concentrarse en aspectos de salud, educación, apoyo municipal, además… El COVID sigue siendo una amenaza.

Así que si no se crea una CICIH, se dejaría burlado al pueblo y los perdedores de ayer habrían salido ganando.

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