Uno es vida. El otro, es muerte. Sin embargo, debió prevalecer el amor en la humanidad y no ha sucedido así, al contrario, nos hemos vuelto huraños, esquivos, violentos. Esto apenas empieza y todas aquellas imágenes de médicos cansados, de un mundo golpeado por un virus desconocido quedaron en eso, en imágenes.
Por: Francisco Parada Walsh*
Empieza a girar el mundo al revés, nuevamente es el hombre el lobo del hombre, la maldad aflora, la bondad se esconde. El amor, el ungüento más hermoso del mundo no aparece, somos una sociedad que muestra su rostro y no es ese rostro el que creí que teníamos, no, somos una sociedad enferma y cayendo en un tobogán de placeres donde todo es un desenfreno, todo.
La Pandemia es lo contrario al amor, representa dolor, luto, muerte, familias destruidas pero eso no importa a nadie y me avergüenzo de pertenecer a esta sociedad, donde nada detiene ese frenesí del mal, al contrario, quizá pocos hemos pensado en el daño a la mente que la pandemia ha dejado y el abuso descontrolado de alcohol y de todo tipo de medicamentos para dormir, para despertar, para el dolor, para lo que se nos imagine y tenemos a una sociedad con una salud mental dañada de lo que nada bueno puede salir.
El calor humano, el abrazo, ese acercamiento que sana tanto es cosa del pasado, todo se resuelve en las redes sociales, tenemos a personas que creen que recibir una llamada telefónica puede contagiarse, nadie quiere conversar, nadie quiere sentir el calor de una voz, todo es un comercio sexual por redes, nadie da la cara.
Me aterra que, amigos y amigas, prefieran escribir y aun, no contestan, no dan un número telefónico, todo es Messenger y fotos bellísimas de personas perfectas en un mundo de juguete; jamás imaginé que dejaría de escuchar la voz de una amiga, de un amigo, aun, un paciente quiere que la consulta sea por las redes sociales y gracias a Dios no he caído en esa trampa, pero la pandemia nos jugó sucio, demasiado; hoy somos buenos contra malos y no sé a qué bando pertenezco; no es el amor lo que importa a la sociedad sino que el placer.
Simplemente. Y aun, los culpables de que el mundo gire al revés están libres, ni idea quiénes son a pesar que, le apostaron al miedo y ganaron, ganaron, ganaron. ¿Qué es el amor?: Pensé que el significado de la palabra más hermosa del mundo sería el mismo por siempre pero no, aun, la pandemia nos ha dejado con miedo a amar, a abrazar, a acercarnos; todos somos portadores no del virus sino de un egoísmo enfermizo donde el yo derrotó al ustedes; hace un par de años escribí sobre la importancia de conjugar un verbo infinitivo: Yo Amar, Yo Servir, Yo agradecer; todo eso es historia, todo.
Solo queda ver dentro de nosotros mismos, y quizá estemos huecos, no hay nada para dar, solo somos un remedo de lo que un ser humano fue. La muerte, esa enemiga amiga es parte de nuestra vida cotidiana y aun, poco reparamos en revisar que la vida es frágil, es una brisa y todo acabó.
No entiendo cómo pudimos llegar a esto y al final todos somos cómplices, nunca nos hemos detenido a pensar cómo callamos, como nos sometimos al miedo, cómo nos hincó el terror mientras los titiriteros, disfrutan de nuestro dolor y aun, no lo hemos entendido. Sé que hoy más que nunca la vida es breve y quisiera estar en paz con todos los seres que amo, con mis animales y en este caso, especialmente con el lector, que por años, quizá hubo algún artículo que lo sacudiera, y que, por un tan solo instante, lo hice deshacer el camino andado y tener un momento de reflexión, de reflexión muy personal para que sea el lector y yo una sílaba y que juntos escribamos A-Mor.
Me doy por servido, por haber encontrado un amor tan diferente al amor erótico, es un amor donde mi mente deja a un lado todo, corre por montes y veredas, atraviesa pantanales para llegar al corazón de un lector, eso es hermoso, eso no tiene precio. La Pandemia es de los malos de la película, es el lector el bueno de la vida, de abstraerse por horas buceando en infinitas líneas, disfrutando ese viaje que representa para muchos el leer.
*Médico salvadoreño
