¿Nunca Más o Siempre Más?

I. En un “episodio” en donde lo único claro es la muerte destructora y definitiva de Elías Garay un joven mapuche de 29 años en Quemquemtrew, Río Negro (Patagonia), asistimos a un confuso concierto de distintos funcionarios que desde de sus despachos y sentados en cómodos sillones giratorios se acusan entre sí.

Por: Marcelo Valko*

Por ejemplo Odarda la titular del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas primero habla de “represión policial” y luego lo borra, en tanto el intendente de El Bolsón señala que “nada justifica la violencia y los hechos que sucedieron a posteriori” donde manifestantes que exigían esclarecer los hechos “dañaron mobiliario urbano” mientras acusa a Odarda “de enardecer a la ciudad” considerándola “responsable de la violencia” (Río Negro, 22/11/2021). Ojo, se refiere no “al episodio” sino a la violencia contra el mobiliario urbano Por su parte “la gobernadora niegan todo tipo de intervención policial” (La Nación, 21/11/2021), mientras se instala la versión de dos supuestos “cazadores” que dispararon con certera puntería a la cabeza de Garay y dos tiros en el abdomen de un segundo comunero mapuche llamado Gonzalo Cabrera que fue intervenido quirúrgicamente y se encuentra internado.

Más que curioso resulta absurdo pensar que con el estado de tensión existente en la zona dos ingenuos cazadores hayan ido precisamente a ese territorio y confundido personas con liebres. Los impactos son de carabina 22, un calibre que no utiliza la policía y de esa simple manera los funcionarios provinciales exoneran alegremente a las fuerzas de seguridad. Como era de esperar el locuaz ministro de Seguridad destacó “que Gendarmería Nacional no tiene presencia en el lugar”. Así nomás nos cuentan las cosas… mientras los funcionarios se pasan la pelota acusándose, hablando de justicia con ceño fruncido y estudiada congoja no dejan de asegurar que se investigará mientras desde sus sillones giratorios oscilan de derecha a izquierda esperando que “el viento” decida. Entre tanto, las personas que protestaban por los hechos criminales fueron perseguidos por “jinetes a caballo y que con rebenques en mano, corrieron a los manifestantes que terminaron refugiándose en el hospital local” mientras gritaban vivas a la patria (ANB, 22/11/2021).

II. Teniendo en cuenta la complejidad de los reclamos territoriales como Quemquemtrew y tantos otros que exceden a este gobierno y también a los anteriores ya que vienen de lejos, dado que las tierras ancestrales de un plumazo se transformaron automáticamente en tierras fiscales que el Estado entregó o malvendió a privados donde (ambos Estado y particular) sabían que dichos espacios se encontraban en conflicto y ahora se desayunan con algo que estaba latente y se pateó siempre hacia adelante. Ahora bien ¿cuál es el inconveniente de patear todo para adelante? El problema es que alguna vez la cancha se termina y la cuestión choca contra un frontón que no es otra cosa que la realidad. Y ahí estamos ahora, aunque algunos no logren percibirlo. Por eso vemos a los funcionarios en sus vaivenes giratorios acusando a sus pares, siempre deslingando culpas con la mejor cara de yo no fui pero siempre haciendo foco y apuntando a las tozudez, incomprensión o violencia de las víctimas que son las que ponen la sangre.

Uno podría preguntarse si al poder, al verdadero poder, no a estos gobiernos que apenas se dedican a administrar la pobreza, le sirven las muertes por goteo. ¿Cuál es su finalidad? ¿Cuál es el sentido? Que “la historia vuelva a repetirse” no es solo un tango, es disciplinamiento. Pienso que es muy claro, la idea es asesinar la solidaridad, el compañerismo, la comprensión de otros sectores y excede en mucho a los reclamos originarios por sus tierras, la domesticación nos apuntan a todos y por eso buscan eliminar la solidaridad de otros comuneros asesinado por la espalda defendiendo las tierras que les fueron usurpadas. Esa clase de muertes es antigua como el mundo, destructora e injusta como el tiempo y el poder siempre busco que impere y triunfe.

III. Hace muy poco, en EI escribí que matar es una forma de hacer historia. La historia está poblada de muertos, saturada de sangre. La muerte no es algo etéreo. Sólo lo sólido se desvanece en el aire, la sangre no se disuelve, se derrama, pero nunca deja de nutrir y estar y ser. La historia es sangre, se escribe con ella y la sangre es eterna como el mundo. Desde siempre la muerte es una forma de narración que entran en escena cuando los cuentos pierden funcionalidad.

Es indudable que Argentina se está derechizando como vimos en las últimas elecciones argentinas y también en Chile el domingo pasado donde el candidato más votado no deja de alabar “las bondades de todo tipo” de la dictadura de Pinochet. Hace muy poco la derecha dura a través de la prensa canalla con un aceitado plan de meter todo en la misma bolsa ejemplo programa televiso de noticias que tituló “Indios al ataque” en referencia a los reclamos mapuches preparan el terreno para estigmatizar a unos como indios extranjeros y enardecer a otros que entran en escena de manera tan incauta como gratuita, podríamos utilizar aunque no es del todo exacto el termino lumpenaje.

Para terminar un tema enorme que excede esta nota, quiero regresar a una de las versiones del crimen del joven Garay que hace alusión a los supuestos “cazadores”. Hace unos años escribí un libro llamado “Cazadores de Poder: Apropiadores de indios y tierras” precisamente a los que se quedaron con todo y de donde surge el verdadero problema, esos son los auténticos cazadores, los que cazan poder, no los que persiguen perdices. Esos son los que buscaron homogenizar a cualquier precio a la población para lo cual se utilizaron matanzas disciplinadoras, evangelizaciones forzadas y una escolarización impuesta para suprimir diferencias y particularidades. Y allí entran esos jinetes a caballo que “corrieron a los manifestantes” originarios y de la APDH que reclamaban justicia en el centro de El Bolsón gritando vivas a la patria en una clara reedición de La Liga Patriótica Argentina, aquella siniestra organización parapolicial que perpetró con sus escuadrones de lamuerte todo tipo de crímenes a lo largo del país.

El problema es muy complejo y excede por completo a Quemquemtrew o parcelas usurpas en el norte a wichis y mocovíes1, siempre fue una misma política de Estado, en lugar del acotado Nunca Más a la dictadura para los pueblos originarios existe un Siempre Más. Y tiene relación entre tantas cosas con “excepcionalidad argentina” que asegura a propios y extraños que provenimos de los barcos como señaló el mismo presidente Alberto Fernández donde no hizo otra cosa que verbalizar un imaginario latente que nos inculcó una historia oficial que negó e invisibilizó al pueblo tratando de tapar el sol con la mano temerosa de lo plural, haciendo una profesión de fe que apuntó siempre a lo monocromo, a un único tono un único sabor. Y la historia de nuestros países no es en singular, es plural, tiene matices, voces diversas que están a tiempo de ver y escuchar si dejan de patear la pelota para adelante y asumen el genocidio y despojo que se cometió en el país. Sin embargo, guste a quien le guste, estamos atravesando tiempos de cambios. Un nuevo paradigma asoma en el horizonte. ¿A qué me refiero? El genocidio, despojo e invisibilidad padecido por los pueblos originarios que los grupos de poder pretendieron ocultar en forma definitiva comienza a salir a la luz con nitidez. Las voces que pretendieron silenciar por siempre toman la palabra, se hacen acción y la verdad surge incontenible. Es lento, pero viene…

*Autor de numerosos textos como Esclavitud y Afrodescendientes, Cazadores de Poder, Pedestales y Prontuarios, El Malón que no fue y Pedagogía de la Desmemoria. http://marcelovalko.com

1-Aunque pocos lo puedan creer, de acuerdo al último censo, en Argentina más de un millón y medio de personas se reconocen con indígenas.

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