Habrá cientos de definiciones. Al final del artículo diré lo que es mi definición personal de poder.
Por: Francisco Parada Walsh*
En primer lugar, vivimos en el casco de la hacienda, somos los peones, colonos sin colones, los jornaleros, los perdidos, y por eso no me es difícil conocer a muchas personas que ostentaron ese “poder” y ahora, duermen el sueño de los injustos en cárceles comunes y corrientes o ya trascendieron y son, apenas fantasmas en el tiempo.
Recuerdo a un hombre cercano al ex presidente Saca, arrogante, armó un escándalo de proporciones épicas porque no le tenían su coca cola light donde él llegó, luego, una vez capturado, su apariencia solo demostraba derrota y me pregunto ¿Qué acaso no sabemos que tomar lo que no es mío se llama ROBO? No entremos en detalles religiosos, pero en mi escasa religiosidad, sé que si robo a un paciente, que sean diez pesos o lo que sea, sé que lo que hago más temprano que tarde, debo pagarlo.
Entiendo que si me ofrecen un cargo público el dinero que ganaré debe ser únicamente mi salario, y debo pensar muy bien en aceptar una responsabilidad de tal envergadura y si amaño licitaciones, construyo edificios hasta el cielo, hago que otros firmen por mí, tomo dinero de sobornos por introducir agua a proyectos en lugares residenciales, estoy robando el futuro de mi país, de mi gente, de ese niño pobre que morirá más pobre; si acepto como pago algún terreno, compro carros europeos carísimos y todo en efectivo, ¿No entenderé que estoy robando? Y que, el karma me debe llegar y a veces pega donde más duele.
Recientemente veo una foto del ex ministro de defensa, hombre sencillo, amigo de la familia, era un hombre común, apenas un carro que no pasaba de cinco mil pesos; se le dio por formar un movimiento político llamado M.U.N. (Movimiento por la Unidad Nacional), después de usar el traje de reír y de llorar, le llega su momento, sus cinco minutos de fama; no debemos olvidar cuando llegó a la Asamblea Legislativa y hasta tanquetas estaban en las afueras del recinto legislativo y un diputado de ARENA fue tan claro en decirle que le repugnaba esa matonería, que hiciera un espectáculo de su visita a la asamblea; de repente, tienen carros blindados, matones de sobra, comidas exquisitas, viajes por el mundo, amantes por doquier, carros deportivos para salir con las damas, se creen poderosos; sus cuentas bancarias crecen, construyen aquí, allá, ranchos en la playa y ahora ¡Es un pobre hombre! ¡Creyó que tenía el poder! se tragó el cuento de que habría una excepción cuando decimos que todo lo que sube, baja; él, pensó que nunca bajaría de ese Olimpo; prefiero mi vida sencilla, pobre y no pasar tales vergüenzas, llegar a los setenta años para morir en la cárcel, es algo triste pero debe pagar.
Uno realiza cuadros mentales y quizá el ex ministro nunca se vislumbró estar vestido como un jugador albo, no; otro pariente me decía que era un oficial tan brillante, que no se le podía quitar lo inteligente que era, pues nunca firmaba un documento ¿Tan brillante era? ¡Lo dudo! Otro pariente me decía que este señor intentó entrar a la facultad de ingeniería y en las primeras de cambio, fue despachado por no dar el ancho y buscó a los milicos; recuerdo al general que ya no tendrá quién le escriba, con su uniforme ataviado de medallotas y medallitas, más parecía un miembro de un grupo musical ya sea de música vernácula o aquel famoso cantante panameño “El General”. ¿Qué se cree esta gente? ¿Que son tan poderosos que nadie intentará siquiera lastimarlos con el pétalo de una rosa? ¿Tan torpe es el humano? ¡Demasiado! No hay duda, que el poder es el afrodisiaco más exquisito y grande del mundo.
He pensado que si por aquellas cosas ostentara un cargo público mi primera condición sería decirle al presidente de la República “Banana Republik” que aceptaría un cargo público si me permite mostrar mi exiguo patrimonio a la prensa, así, que después de un determinado período puedan ver que no he tocado un cinco. Dudo que me den un trabajo bajo esas condiciones.
Pero ¿Qué es el poder?: Particularmente quien en apariencia ostenta el más grande poder habido y por haber es el presidente; los siguen decenas de carros blindados, con armas especiales para atravesar cualquier blindaje, es un frenesí, decenas de hombres corren, dan la vida por él; aviones y helicópteros surcan ese cielo rojo cual si pudieran evitar una tragedia; el chef de casa presidencial ofrece menús distintos, delicatesen, licores, drogas, mujeres u hombres; todo es una exhibición de poder; dinero en efectivo, no miles de dólares sino millones pero ¿Es ese el poder? ¡No lo es! eso es transitorio, eso es efímero, eso es ego, eso es inseguridad.
Prefiero un millón de veces que sean mis perros y gatos mis guarda espaldas y que jamás un hombre se humille ante mí por ser yo, el dueño de ese poder, podercito. Recuerdo la conversación con un amigo que sirvió en una cargo público y me comentaba que le mandaban a las mujeres más bellas para que les diera trabajo, y al ver que no resultaba, empezaron a enviarle a hombres bien parecidos; el objetivo es que usted muerda el anzuelo y con un video suyo saliendo de un motel, está acabado, debe firmar, robar para que no lo fulminen.
Otro caso de un ex presidente, Funes, hombre que en su pasado vestía con pantalones raídos y zapatos gastados y ahora es millonario, ostentó el poder y lo usó para manejar una red de personas que le dan información privilegiada, y me decía otro amigo, no es el dinero que les da lo que hace que sean tan serviles a Funes, sino lo que sabe de cada uno.
Al final de la historia, poderosos y pela gatos, seremos polvo. Mi definición de poder es tener el poder de ser coherente entre lo que pienso, hago y las palabras que salen de mi boca. Y otra definición bellísima es: “El amor, la compasión y el interés por los demás son las verdaderas fuentes de la felicidad”. Dalai Lama.
*Médico salvadoreño
