Por Miguel A. Saavedra.
El Tribunal Tercero de Sentencia de San Salvador admitió la demanda del empresario cafetalero José Antonio Salverría, en contra del empresario cañero y ex dirigente de Arena, Juan Tennan Wright Castro, por el delito de difamación.
Ya hay una audiencia conciliatoria programada para el 24 de febrero próximo, en donde se verán las caras ambos empresarios, ex areneros, quienes de acuerdo a los procedimientos de los juzgados de sentencia, tendrán la posibilidad de escucharse mutuamente y poner en la balanza si concilian o se van hasta las últimas consecuencias judiciales.
Detrás de este caso existe una infeliz declaración de Juan Wrigth, mayor accionista del ingenio azucarero El Angel, e influyente empresario cañero, padre del diputado Jhonny Wright, del partido Nuestro Tiempo en la actual legislatura, y que fue también ex diputado del partido Arena en la legislatura pasada. En dicha declaración, (expresada por Juan Wrigth ante los medios de comunicación, según fuentes cercanas, al calor de una resolución adversa en el caso de los 10 millones donados por Taiwan al partido Arena), se llevó de encuentro a Salaverría.
Afirmó que Salaverría había ganado un caso judicial millonario a una entidad bancaria por «sus buenas relaciones en el Órgano Juducial».
Dicha «falsedad», según los abogados de Salavarría, le ha indignado y para sentar un precedente, con base en la verdad, ha decidio ventilar el juicio. Dentro del litigio hay una exigencia millonaria que de acuerdo a conocedores del proceso si se gana, el dinero sería destinado a una obra religiosa de beneficiencia.
Salaverría y Juan Wrigth fueron miembros del COENA (Comité Ejecutivo Nacional) del partido de derecha ARENA, en tiempos de Francisco Flores y durante el período en que se produjo el episodio de los 10 millones de Taiwán. Salaverría presidente y Wrigth tesorero.
Al términó del juicio que ya se ventiló en sede judicial sobre el caso Taiwán y en el que Salaverría fue llamado como testigo por la parte fiscal y Wrigth fue condenado a pagar más de un millón de dólares, éste último expresó de manera airada los desatinados comentarios por los que ahora deberá dar cuenta o retractarse publicamente.
