Los malos

Parte de la inocencia en la niñez de mi generación, nacida pocos años después de terminada la II Guerra Mundial, era creer que el mundo es simple porque sólo está formado por buenos y malos, que los primeros siempre ganan, los segundos están condenados al fracaso y todos los finales son felices.

Por: Guillermo Alvarado

Se nos trató de hacer un mundo de fantasía, edulcorado por Walt Disney e historietas de Marvel, con la etiqueta “Hecho en Estados Unidos”, el socorrido “Made in USA”, y otra inocencia, quizás la más peligrosa de todas, era creer que lo que venía de allí era necesariamente bueno.

La vida y la realidad mostraron que tal infancia no fue un paraíso perdido, sino un paraíso mentido donde, como dice un verso del poeta gaucho Antonio Comas, más conocido como El Indio Duarte, “Alli un pedazo de seda tapa las marcas que han dejado las poleas”.

Vienen estas memorias a cuento porque en estos días en Estados Unidos se está haciendo otra brutal simplificación del mundo con malos y buenos. Los primeros son los rusos y los segundos los yanquis y no hay matices; los que no están con unos, necesariamente están con los otros.

Atrapados en este chantaje, se cometen bestialidades hilarantes o deplorables, como a aquellas a las que me referí hace unos días.

Tras el inicio de la operación militar especial ordenada por Moscú en Ucrania, el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, está intoxicando a la opinión pública de su país con frases como “la guerra de Putin”, “la subida de precios del petróleo de Putin” y que todo hoy día es “culpa de Putin”.

Desaparecieron en los grandes medios de comunicación los 14 mil muertos del Donbass, víctimas de los bombardeos del ejército de Kiev y grupos neonazis equipados, por cierto, con armas estadounidenses y europeas.

Aunque la Casa Blanca lo reconoció y China exigió explicaciones, no se dice nada de los laboratorios biológicos estadounidenses descubiertos en Ucrania por “los malvados” rusos.

Cuenta el periodista David Brooks que cuando el profesor de la Universidad de Chicago, John Mearsheimer, pidió a Washington reconocer su culpa en ese conflicto, fue objeto de una intensa campaña de desprestigio.

Uno de los “buenos” de esta historia, el senador republicano Lindsey Graham preguntó si acaso no hay un “Brutus” en Moscú que asesine al presidente Putin, para “terminar con este problema”.

Estados Unidos es un especialista en cambiar la historia y muchos que no han perdido la inocencia creen de verdad que ganó la II Guerra Mundial y la de Vietnam, olvidan el genocidio de Hiroshima y Nagasaki y piensan que todo lo que hace Washington es en función de la libertad de la humanidad.

Tomada de www.radiohc.cu

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