Desde los días previos a las elecciones presidenciales que llevaran al expresidente Barack Obama al ejecutivo de su país, un fenómeno inédito acumulaba toda una experiencia en los procesos electorales que para el caso salvadoreño ha implicado allanar nuevos escenarios y ámbitos del tema electivo.
Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*
El actual residente de casa presidencial en nuestro país para el caso es ejemplo de ello, pues sin gastarse casa por casa, visitando las comunidades o dialogando directamente con Juan Pueblo en las calles y demás espacios tradicionales de la política electoral, ocupa seguro la silla presidencial.
Llama en particular la atención del método que el actual ejecutivo utilizará para llegar a la presidencia, que nunca, hasta a la fecha, jamás presentará su propuesta de plan de gobierno.
¿Cuál entonces ha sido el medio, la clave para llegar a la mayoría de la población sin hacerlo físicamente?
Fue, recordemos, la vía digital, a través de redes sociales, fundamentalmente. Eso plantea un desafío a la política tradicional que supone desarrollar no solo una estrategia digital para alcanzar a la ciudadanía en la que se resuma su propuesta política para así posicionarse en el imaginario colectivo.
Hasta ahí el juego limpio
Lamentablemente, la estrategia también supone emplear esa vía para así desacreditar al oponente, lo que el actual gobierno de nuestro país ha hecho hasta el abuso, sirviéndose para ello de lo que se conoce como “ejército de troles”, los cuales no solamente manifiestan desaprobación a cualquiera propuesta de la oposición, como tampoco encuentran ningún empacho en descalificar y hasta denigrar cualquier manifestación de aquel o aquella a quienes se aceche.
La intención es anularlo políticamente ante la población, valiéndose de esa subcultura de los “comentarios de corrillo” que nos domina y que se expresa en el “dicen, que dicen, que quizás dijeron, que quizás pasó» sin hacerse cargo de lo que se está afirmando pues su fuente es ni más ni menos que simplemente el colectivo.
Por supuesto las implicaciones pueden con facilidad degenerar en violencia, tal cual sucediera en las elecciones últimas con el asesinato de dos simpatizantes de la oposición a manos de miembros de la seguridad del ministro de salud, hecho que sigue, luego de la supuesta muerte de uno de los implicados en un hospital de la capital, bajo circunstancias no aclaradas, en absoluta impunidad.
Impunidad porque el responsable último de aquellos asesinatos es precisamente el ciudadano presidente, quién alentará, a través de su retórica ofensiva, denigrante y confrontativa, el clima de violencia que condujera a los asesinatos que referimos como ejemplo.
Entonces, la nueva dimensión que ahora se atisba en el horizonte político electoral, se corresponde con la realidad digital que ya asumió control en todos los ámbitos del quehacer en el nuevo siglo, y que se manifiesta incluso en lo laboral, desde el hogar, por lo que no debe sorprendernos el que sea en espacios como las redes sociales que se libre la próxima electiva, confiando, que la ética guíe tanto a los participantes como a su discurso.
*Educador salvadoreño.