Por: Guillermo Alvarado
El gobierno de Rusia denunció el descubrimiento en Ucrania de laboratorios, presuntamente financiados por Estados Unidos, dedicados al estudio y los medios de propagación de peligrosos microorganismos, entre ellos los que causan tuberculosis, peste bubónica, influenza y otros males.
Así lo declaró en reciente entrevista el canciller ruso, Serguei Lavrov, quien aseguró que se obtuvo documentación en la cual se confirman actividades militares y biológicas en dichas instalaciones y agregó que Ucrania es el más grande proyecto del Pentágono en ese sentido.
Mientras, el portavoz del ministerio de Defensa, el mayor general Ígor Konashénkov, dijo en Moscú que apenas se conocieron los primeros datos al respecto, los grandes medios de información occidentales iniciaron una campaña destinada a desacreditar la denuncia.
El militar precisó lo siguiente: «Me gustaría llamar su atención sobre el hecho de que los documentos tienen las firmas de funcionarios reales y están certificados por los sellos de las organizaciones».
No obstante, las publicaciones tratando de negar las noticias son abundantes. La agencia española EFE citó a algunos expertos, estadounidenses, por supuesto, quienes aseguraron que “es normal” que en los grandes laboratorios existan muestras de esos patógenos para su estudio y la protección de la gente.
El caso es que Ucrania nunca ha sido reconocida precisamente por ser una nación de vanguardia en esta especialidad.
La campaña para desmentir el posible uso de ese país en actividades biológicas militares incluye, como no podría ser de otra manera, a los grandes medios estadounidenses.
Pero lo curioso es que ninguno de ellos menciona que la misma subsecretaria de Estado para asuntos políticos, Victoria Nuland, quien conoce muy bien lo que ocurre en Ucrania porque operó mucho tiempo allí, aceptó ante una comisión legislativa la existencia de dichos laboratorios.
Tras la guerra, dijo, Estados Unidos trabajó junto a autoridades locales para destruir documentos, equipos y los microbios que se estaban utilizando.
El escritor y periodista norteamericano Glenn Greenwald, dijo que las declaraciones de Nuland sobre las preocupaciones de que las instalaciones pudieran caer en manos rusas, es por el momento la prueba más decisiva de la existencia de esos programas.
La cancillería china comentó que “Estados Unidos tiene 336 laboratorios en 30 países bajo su control, incluidos 26 sólo en Ucrania”, y exigió una explicación oficial de Washington, que nunca se ha producido.
No en balde, pienso yo, se hace un esfuerzo colosal para silenciar a los medios rusos y dejar que millones de personas sólo reciban la información que a la Casa Blanca le conviene divulgar.