El Gremio que no es Gremio

Como sucede en estas tierras pantanosas, se dice que en mi caso por ser médico se da por entendido que pertenezco  a un gremio médico, fuerte, robusto, solidario, ancho de espaldas, de fina estampa cuando no somos ni de aquí ni de allá.

Por: Francisco Parada Walsh*

Para entender lo anterior debemos remontarnos a las huelgas donde en el nombre de que el paciente no fuera otra vez la víctima, hubo una tal “Marcha Blanca” donde se aparentaba, léase bien, se aparentaba que era el paciente el que importaba y que esas huelgas era para detener una privatización, y se pudo ver en esas marchas desde el más encopetado especialista hasta el gato más flaco; todo parece verdad sin embargo el trasfondo de ver a un gremio fuerte en apariencia no era más que evitar que les tocaran sus bolsillos y entendiendo que para tantos médicos que facturan y declaran pírricas ganancias cuando ganan cuarenta veces más de lo que declaran, se puede decir que ganaron esa batalla y también la guerra.

Más de veinte años después se puede ver que a nadie le importa si el colega fallecido recibió el seguro de vida, lo único que se pregunta es ¿Dé que murió? No, eso es enfermizo, no se vale. Sin embargo, hubo una realidad, la privatización era un hecho, aun, el gobierno de Francisco Flores publicó un campo pagado donde se invitaba a los médicos haciéndoles creer que su salario sería de seis mil dólares y el truco era que esa cantidad se repartiría entre diez hambrientos colegas; cuando llevé ese campo pagado al padre del ex presidente, él me dijo: “Ya te diste cuenta de la realidad, pero sino tienes trabajo y en vez de estar de huevón en tu casa, aunque sea seis cientos dólares a nada, no te caen mal”; le dije así: “Ustedes son perversos, cuántos médicos creen que ganarán seis mil dólares al mes cuando todo es mentira”.

Lo único que falta privatizar en el país es la educación, la salud y el agua (ya hay personas que venden el servicio de agua como lo hace el ex presidente de ANDA Benítez específicamente en Lourdes, Colón, hoy ciudadano canadiense).

Por eso, llamo a este artículo “El Gremio que no es gremio” pues si tocaran las clínicas privadas y hospitales donde el lucro es el fin, tenga la seguridad que, serían miles de médicos desfilando bajo un candente sol con tal de proteger sus intereses, léase bien ¡Intereses económicos! Ahí, si veríamos a un “gremio” gritando en las calles, mientras, en este momento, poco importa la masacre de tantos colegas que fueron lanzados al paredón por el gobierno; en un país donde robar es algo secundario, y peor, ser incapaz es el mérito para ocupar una grasosa plaza en el MINSAL o en el Seguro Social, ¿Quién dice algo por los internos que fallecieron? ¡Nadie! ¿Quiénes gritaban por la falta de trajes de bio seguridad? ¡Un tan solo médico fue la voz de los sin voz! Y me enorgullezco de su amistad y valentía  ¿Quién dice algo por la masacre en el asilo Sara Zaldívar? ¡Nadie! ¿Quién dice algo por haber vacunado a menores de edad a ojo de buen cubero? ¡Nadie! ¿Quién dice algo por la negativa a cancelar el seguro de vida a los colegas fallecidos? ¡Nadie! ¿Qué dice el Colegio Médico? ¿Qué le servimos, ron, cerveza o indolencia? Esa es la realidad, la profesión élite quedó reducida a cenizas, a chiriviscos que apenas se puede hacer un fuego, mientras, cada quien lleva agua a su molino. Nada nuevo en este país.

El joven médico que cree ser dueño del mundo, no conoce la historia y demuestra su felicidad como un muchacho que llevaba en el cuello el estetoscopio y en la otra mano, un megáfono apoyando al gobierno de facto ¿Sabrá este imberbe médico que está condenado a ser un simple proletario? ¡No lo sabe ni lo sabrá aunque se le explique con muñequitos! Gremio es un equipo de futbol de Brasil, nosotros no somos gremio y me retiré del Colegio Médico por esas razones, no necesito ni por cerca el apoyo de una institución-bar que es incapaz de servir al médico que NO ES SOCIO, que se lo lleve el diablo, solo el asociado es digno de que, un par de abogados de poca monta le den una ligera asesoría, de ahí ¡Sálvese quien pueda! Que sea el señor Alejandro Gutman de la Fundación Forever quien dice: “Lamentablemente la realidad que atraviesa  la sociedad salvadoreña es la de un estado de pobreza sin salida, se vive en un estado de desintegración en el que cada quien hace de las suyas”.

¿Qué dice el gremio médico por la joven médico interna que optó por el suicidio ante algo que solo ella sabe qué fue lo que realmente pasó? ¡Nada! Al contrario, da pena leer comentarios donde se ensañan con el débil y besan los pies y más, del presidente. Algo que queda claro que la memoria, la inteligencia y hábiles destrezas quirúrgicas no son directamente proporcionales al auto estima, a los valores y a la dignidad.

*Médico salvadoreño

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