Abusos físicos y verbales, mala alimentación, privación de atención médica, separación familiar y reclusión en ambientes muy fríos sin acceso a cobijas, forman parte del maltrato que reciben los niños migrantes indocumentados en los centros de detención creados por autoridades estadounidenses.
Por: Guillermo Alvarado
La más reciente denuncia al respecto fue presentada por la organización humanitaria Americans for Immigrants Justice, más conocida como AI Justice, si bien las inconformidades respecto a la conducta atroz seguida contra los menores de edad en la frontera con México son frecuentes.
El nuevo informe está basado en miles de entrevistas a jóvenes que estuvieron alguna vez recluidos en los lugares contratados por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, ICE, varios de los cuales están administrados por grupos o empresas particulares.
Muchos de ellos dijeron que fueron separados por la fuerza de sus familiares o adultos acompañantes, sin tener la menor idea de cómo volverán a contactarlos, una práctica común durante la administración de Donald Trump.
El documento precisa, sin embargo, que el insólito tratamiento a niños y adolescentes es un problema que se viene sufriendo hace tiempo, independientemente de cuáles sean las autoridades federales de turno.
La organización informó que a principios de este mes presentó una denuncia ante el Departamento de Seguridad Nacional, donde se explica el incumplimiento de las autoridades fronterizas de los estándares de albergue, transporte y cuidados a los menores capturados en esa zona.
En el texto se detallan algunos de los abusos perpetrados por los guardias, como tratar a patadas a niños que no respondían a sus llamados, algunos por estar durmiendo y otros porque estaban enfermos.
Son argumentos capaces de sobrecoger a cualquiera y que ponen en entredicho la conducta de la nación más rica del mundo, que se atribuye gratuitamente el derecho de juzgar y condenar a los demás.
Estos niños, adolescentes y jóvenes son víctimas por partida doble, primero por las infames condiciones de pobreza, violencia y abandono que sufren en su país de origen y que los obligan a viajar, a veces con sus familias y en ocasiones ellos solos, en busca de una oportunidad.
Las miserias de un viaje azaroso, plagado de peligros, así como el trato recibido cuando logran llegar a la meta, completan su tragedia.
Numerosas veces se ha dicho, y hasta el actual gobierno estadounidense así lo reconoce, que la única solución es resolver el problema en su raíz, pero todo demuestra que es mucho más fácil conseguir dinero para alimentar una guerra, que para salvar a millones de la pobreza y la desesperanza.
Fuente: www.radiohc.cu