Guerra y Paz en el Foro Social Mundial de México

El camino hasta el Foro Social Mundial (FSM) que se celebró en la capital mexicana del 1 al 6 de mayo, ha sido tan arduo que la mayoría de sus participantes prefirieron seguirlo desde la comodidad de sus escritorios.

Por: Leo Gabriel*

Quizás habían adivinado la gran confusión respecto a la gran mayoría de los lugares en que se debían desarrollar los más de 400 eventos que cambiaron en el último momento terminando en un caos sin precedentes, sin que nadie supiera realmente cuándo y dónde ir o conectarse virtualmente. Parte de este caos se debió a que el gobierno de la Ciudad de México no puso a disposición los locales del Centro Histórico a tiempo, y a que la Secretaría de Relaciones Exteriores de México no mostró ningún interés para facilitar las visas a los participantes de África, Asia y Brasil.

Sin embargo, la mayor parte de la responsabilidad recayó en los organizadores del mega evento. Este pequeño grupo de una docena de voluntarios gestionaban toda la información de forma tan centralizada y excluyente que al final fueron incapaces de hacer frente a la repentina avalancha de preguntas y consultas, propuestas y contrapropuestas. Peor aún: en la gran mayoría de los países las organizaciones sociales, ecológicas y de paz ni siquiera se enteraron que en México tuviera lugar este Gran Foro que antaño había convocado a decenas de miles de luchadores contra el neoliberalismo y a favor de la justicia social en el mundo.

El espejismo en el FSM lleva a un callejón sin salida
No fue casual que este colapso del Foro Social Mundial se produjo justamente en una época en que la sociedad civil está reclamando más que nunca la necesidad de una convergencia de los movimientos sociales alrededor de posiciones y acciones conjuntas frente a los múltiples vejámenes que afligen hoy en día una gran parte de la humanidad. Pero en lugar de dinamizar este proceso que se ha estancado desde hace una década en el Foro Social Mundial, los apologistas de una llamada “diversidad” cayeron en la trampa de pensar que hablarían “al mundo”, cuando en realidad solamente hablaban a sus propios espejos.

Este fenómeno de desintegración que ya se había mostrado en el FSM de Salvador de Bahía donde la impresionante participación de los movimientos afrodescendientes todavía logró camuflar la ausencia casi total de movimientos de África y Asia, se debe por un lado a una falla de origen y por el otro lado al hecho que el escenario político internacional ha cambiado sustancialmente. Mientras que los padres y madres fundadores brasileños se siguen aferrando a la llamada «Carta de Porto Alegre», que muchos participantes toman equivocadamente por el documento constitutivo del Foro Social Mundial prohibiendo estrictamente a las organizaciones participantes y a sus representantes aparecer en público a nombre del FSM, lo que equivale una autocastración política desde sus inicios, surgieron desde hace más de 10 años voces que no estuvieron de acuerdo con esta condición limitante.

Los Renovadores: “Un otro FSM es posible”
Así también en el transcurso de los preparativos se había formado un notable grupo, llamados «renovadores», que opinaron que en tiempos como estos ya no basta intercambiar opiniones y experiencias sobre los temas más candentes y calientes que estamos viviendo, sino que era necesario crear una red mundial de movimientos sociales, ecológicos y por la paz que sea capaz de actuar políticamente a nivel global en nombre del FSM. La profundidad de esta división dentro del FSM se mostró también en la reunión final del Consejo Internacional en México, cuando la científica social de origen belga Francine Mestrum del Centro Tricontinental (CETRI) que pertenecía al grupo de los “renovadores“ propuso condenar TODAS LAS GUERRAS a nombre del FSM en vista de los acontecimientos en Ucrania. Tras un debate de tres horas, esta propuesta fue rechazada por considerar que el FSM como tal no podía hacer declaraciones, sino sólo las organizaciones individuales.

Diálogo para la Paz: una alternativa para Ucrania y el mundo
Sin embargo, los problemas relacionados con la guerra de Ucrania estuvieron ciertamente presentes en este XIV Foro Social Mundial de México. Además de los conflictos en Palestina y sus alrededores, el Sáhara Occidental y los numerosos escenarios bélicos en África, también se habló de la represión militar de las distintas oleadas de refugiados en Europa y América Central. Junto con la Oficina Internacional de la PAZ (INTERNATIONAL PEACE BURO), el movimiento pacifista más antiguo, los «renovadores» adoptaron una declaración bajo el título DESARME UNIVERSAL PARA UNA TRANSICIÓN SOCIO-ECOLÓGICA, con vistas a la contra-cumbre a la de la OTAN a finales de junio en Madrid.

Sin embargo, la mayor repercusión externa se logró con la continuación de un “diálogo de paz” en Ucrania y sus alrededores. Un diálogo de este tipo ya había tenido lugar en el Foro Social Mundial de Túnez en 2016 entre representantes del movimiento antiguerra de Kiev, que en ese momento habían caído en desgracia en su país de origen, y representantes de los sindicatos y organizaciones civiles del Donbass, la manzana de discordia más importante entre Rusia y Ucrania en esta guerra cruel y sangrienta que sigue costando innumerables víctimas en la población civil de Ucrania. Dos mujeres de Kiev, Nina Potarska y Natalia Veselovska, habían volado especialmente para el FSM a México. Además el fundador de la única red para paz que aparece públicamente como tal, Yuri Sheliazhenkol se hizo presente, pero solamente pudo participar en el debate por Internet, ya que los hombres de entre 18 y 60 años tienen prohibido salir del país. Al otro lado del panel estaban Adreiy Khotchetov, líder sindical de Lugansk, y Andrey Kolganov, representante del Foro Social Ruso, que tuvo lugar al mismo tiempo que el FSM en San Peterburgo.

En sus discursos de apertura ya surgieron interesantes propuestas de políticas de paz: Yuri, por ejemplo, mencionó los grupos de objetores de conciencia que se habían formado en diferentes partes del país, mientras que Khotchetov expresó su alivio porque ahora el frente ya no estaba a unos cientos de metros de su casa, sino a 100 km. Sin embargo, cuando Kolganov habló de las condiciones marco geopolíticas, como la expansión de la OTAN hacia el este, Nina Potorska se puso furiosa: «Me siento como si estuviera en otro planeta aquí; todo lo que se habla es de quién tiene la culpa de esta guerra. Unos defienden a un bando y otros al otro, para explicar y justificar esta guerra. En mi casa, esto ya no es el tema principal que dejamos a los expertos en la geopolítica. Lo que la gente en los refugios antiaéreos quiere ahora es que este infierno que estamos viviendo actualmente se acabe».

También en este caso era y sigue siendo demasiado pronto (o demasiado tarde) para hablar de propuestas de negociación concretas como las que plantearon los «renovadores» en el FSM: la neutralidad de Ucrania; un proceso constituyente que conceda a todas las regiones, pero especialmente al Donbass, el derecho a la autodeterminación; y un nuevo orden de seguridad europeo con la inclusión de Rusia. En cualquier caso, los participantes en esta reunión de diálogo coincidieron en que sólo se podrá encontrar una solución política cuando haya un cese de fuego en Ucrania.

*Austríaco. Del Foro Social Mundial (FSM)

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