Nuestra economía es sostenible y sustentable en un plazo mayor, diríamos que no, en consecuencia, los actuales funcionarios del gabinete económico no quieren decirnos sobre la realidad económica del país, de forma tal que no se permite acceder directamente a la fuente de la información, por razones de no convenir a determinados intereses dominantes del actual régimen político.
Por: Róger Hernán Gutiérrez*
Para las personas trabajadoras organizadas y no organizadas, es sumamente difícil comprender las causas de su empobrecimiento diario que les mantiene en condiciones materiales de existencia bastante precarias. Los salarios son diferenciados según el tipo de actividad económica y la zona geográfica—rural o de la ciudad—y el empleo igualmente precario, de poco desarrollo profesional, escaso, no llena condiciones de decencia, y no contribuye para las familias disponer de planes de vida que pueda garantizarles un futuro de existencia con niveles de bienestar en materia de salud, educación, vivienda, cultura, entre otras necesidades.
Se da entender que el costo de vida es diferente en la ciudad que dispone de más presiones por la acumulación y concentración de los intereses dominantes y de los negocios; el agro ha ido disminuyendo su poder de acumulación de riqueza, en tanto el modelo económico agroexportador fue erradicado para dar paso a otra lógica económica basada en la exportación y el libre mercado. Estas modificaciones en las políticas económicas afectan en mayor medida las condiciones materiales de existencia de las personas trabajadoras con menos recursos.
Se asumen variables económicas en las zonas rurales que disminuyen a las personas que habitan en dichas zonas, haciéndolas ver sin mayores capacidades, ni formación académica y profesional, y ante un agro que no ofrece una perspectiva de subsistencia económica suficiente, y de poco desarrollo socio-económico, mantiene en atrasos considerables muchas zonas del país. Las zonas francas y/o zonas económicas que han pretendido desarrollar la zona en que se instalan, no ha significado así y todo el esfuerzo laboral y de elusión fiscal implicado no pasa de un nivel muy básico de existencia.
El impulso de una serie de medidas y acciones que supuestamente se han impulsado por diferentes gobiernos y el actual para el logro de un país diferente y mejor, que cubra necesidades de existencia de su población, para alcanzar el bienestar; no han tenido el alcance socio-económico, ni el grado de participación, para el desarrollo de los diferentes intereses conjuntados en una visión común; que deben construirse y sustentarse en el diálogo social más amplio y sostenible posible.
Alcanzar el bienestar, todos y cada uno de los que habitamos el país, tiene a su base las capacidades y competencias de su fuerza laboral, mientras esta sea de poca calificación, y conjuntada en intereses nada solidarios, egoístas y competitivos, nunca vamos a avanzar a donde queremos llegar, los sectores que más empoderados se encuentran deben conducir el proceso organizativo, alcanzando una igualdad y equidad de derechos, no podemos seguir con la lógica equivocada de valorar el tener por sobre el ser.
Somos por hoy una mano de obra deficiente, con poco tino en la organización del trabajo, conducida por una profesionalidad igualmente deficiente, no por despotricar en el número de universidades, la situación de desarrollo de competencias, para cada salvadoreño y salvadoreña es de un mejor futuro. Las universidades, institutos técnicos, son deficientes y están muchas de estas instituciones encasilladas en el negocio; pero también la educación básica y el bachillerato no logra trascender hacia lo que el país necesita y requiere de esfuerzos para una etapa de progresividad a todo nivel y en todos los campos de la vida. La juventud sigue siendo una población sin posibilidades, con nulas oportunidades para llegar a ser.
La tecnología en sí misma, no va a ayudarnos mucho y las comunicaciones e información, cuando es aplicada para someter, chantajear, esconder lo que no se quiere que sepan, con poca transparencia y por el logro de objetivos mediáticos y cada vez más deshumanizados, encuentra a un país veleta sometido al menos coherente de nosotros.
Un proceso comunicacional impulsado para sostener la mentira, y dejar atrás la verdad, no va generar nuevas cosas, ni sostener condiciones de progreso económico-social, cultural que lleven al bienestar de la mayoría. Debe trabajarse entre todos los sectores la transformación económica, pero construyendo un modelo de favorecimiento mayoritario. Los pocos empleos formales son cada vez menos sostenibles, la resiliencia de muchos sucumbe ante la idiotez de muchos de aquéllos que no se meten en política.
Mejorar condiciones materiales de existencia es una lucha reivindicativa que los sindicatos deben retomar, pero deben prepararse en el conocimiento, en lo político y en una práctica solidaria, hacia aquella población que no tiene futuro, pues su pasado y su presente no le ha permitido ser en condiciones de decencia, de paz, seguridad y justicia social.
*Sindicalista salvadoreño