Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre*
También la realidad es enemiga de grandes sectores de las mayorías populares, sobre todo de aquellos sectores con escaza educación o con una sobrecarga ideológico-religiosa avasallante.
En un contexto conflictivo como el nuestro, en el cual cae como anillo al dedo las palabras de Clausewitz diciendo que: “La política es la continuación de la guerra por otros medios…” Ya que tenemos un ejercicio político de imposición de una Voluntad, la cual requiere el uso desmedido y sostenido de la fuerza.
Y en toda guerra, tanto para atacar como para defenderse, es menester la ceguera del enemigo; y todavía hoy, las cortinas de humo siguen presentes en el campo de batalla. Ah, pero también en la política antidemocrática, las cortinas de humo son esenciales al ejercicio del poder despótico y manipulador.
La realidad, la cruda realidad a la cual nos enfrentamos, aún con todo lo dura que puede ser; es también, el camino de nuestra redención, de nuestro despertar. Aprehender la realidad, como nos enseña el Padre Ellacuría, implica instalarnos en ella, enfrentarnos a ella y a nosotros mismos. ¿Qué tan felices estamos en verdad en esta realidad que nos ha tocado vivir? ¿Acaso las caricias del opresor -las cosas buenas que nos muestra- logran disipar las cadenas que nos sumergen en la tristeza?
En el sondeo de septiembre realizado con mis estudiantes, los cuales sondearon a 10 personas cada uno y que nos dio por resultado la participación de un poco más de 1,000 personas; nos muestra que el desempleo ocupa claramente el primer lugar de los problemas que más impacta a nuestra población; y la gente que tiene un trabajo, se queja también de lo bajo que es el salario mínimo, que ni siquiera cubre la canasta básica. Es decir, ni a salario mínimo llega.
Datos de las instituciones del estado indican que se han disparado el hurto y el robo, que la gente reporta como delincuencia e inseguridad. ¿Acaso esto no tiene que ver con desempleo, salario mínimo insuficiente y canasta básica en las nubes? Pero también surge otro indicador, que también lo señalan organismos del Estado y la sociedad: La disminución de estudiantes universitarios es preocupante, y es una disminución tanto en el sector público como en el privado. La gente lo expresa como educación en crisis y si la educación no genera esperanza de una mejor vida, es señal de que la crisis es más dura de lo que se ve. También en el plano de la Salud pública seguimos con los mismos males: no hay medicina, las citas son hasta morir y las condiciones de las instalaciones sigue siendo precarias; a pesar de que ha habido mejoras en algunos casos.
El tema de la corrupción aparece en un cuarto lugar, como el eje de muchos de los males. Esta percepción de la gente indica que creen que los recursos se están yendo por otro lado. Y consecuente con todo esto, la enorme herida de la emigración sigue sangrando a la nación. La gente no ha dejado de irse, porque en el fondo la realidad no ha cambiado del todo.
El Bitcoin que fue presentado como la panacea de nuestros males, hoy por hoy, está empantanado, y muchos de los recursos de la nación están comprometidos en ello. No decimos que esta estrategia de las criptomonedas sea errada, pero en el plano de la especulación financiera, hay no solo que jugar con los plazos, sino que, además, hay que prever los contextos cambiantes. Por ahora, estamos perdiendo, y si perdemos los fondos de la nación, quién se hará responsable.
Se ha revertido la descentralización del Estado con la excusa de la corrupción, para el caso de los alcaldes. Pero la Descentralización y sobre todo el aspecto de los recursos no es el problema. El problema es la corrupción y a eso se debió apuntar. El partido de gobierno tiene un buen porcentaje de alcaldes y alcaldesas; ¿acaso ellos también son corruptos? Bastaba con una buena y recta fiscalización y contraloría social para enfrentar la corrupción. Pero no, se centralizaron los recursos y no las responsabilidades. Ahora los alcaldes del partido de gobierno están siendo cuestionados por su población al incumplir las promesas de campaña y por las gestiones tan pobres que están teniendo. Eso sí, algunos alcaldes y concejos se subieron las dietas y salarios. En todo caso, la descentralización era un avance en el quehacer democrático.
Todos los recursos están siendo puestos en las manos del caudillo, y por supuesto, el que tiene la plata es el que pide las canciones, pero, las cosas no están saliendo como quisieran. Poco a poco deben ir llegando los reclamos al supremo líder, porque la realidad no se está pareciendo en nada a los discursos, y precisamente acá se van haciendo necesarias las cortinas de humo.
En la ONU se esgrimió un discurso anti imperialista, anti gringo. Sin embargo, acá siguen operando sus aviones, nos siguen enviando asistencia militar y siguen siendo amos y no amigos nuestros. Nuestros migrantes benefician a la nación del norte y también al sector dominante de la economía en el país. Es decir, el sistema solamente se ha modernizado.
Ahora somos radicalmente “pro-vida”, pero solamente con la cortina de humo que implica el tema de los abortos; pero no en la vida real de las familias salvadoreñas que tienen que huir de este mundo “feliz”.
El gobierno encabeza la sagrada lucha en contra de esa educación que pervierte a los niños con enseñanzas inmorales. Contradiciéndose, así mismos, ya que los programas de estudio tienen incluidos esos temas. El beneficio electoral es claro, la ignorancia aporta votos. Ciertamente se puede criticar la cuestión de los roles de género, que son históricos. Pero también es cierto que la identidad sexual no siempre es algo opcional. Ya la ciencias biológicas y fisiológicas nos hablan del fenómeno de la homosexualidad, que incluso podemos constatar en el mundo animal. Pero, cómo vamos hablar de ciencias positivas con gente que piensa que la ciencia es del diablo y la religión es de Dios. Y menos, podemos hablar, con esa gente que tira cortinas de humo para ocultar su mal proceder. Hasta se olvidan del don de ciencia que Dios provee a los seres humanos.
El mismo tema de la reelección es una cortina de humo; ya que venimos en un proceso de franco deterioro del sistema democrático formal, y eso no sólo por culpa de este gobierno, sino que, también por la acción política que venía ejerciendo la mafia de arena-fmln.
Somos una cultura caudillista, producto de la pésima educación que tenemos, la enorme cascada de películas y series de super héroes patrocinadas por los gringos, y esa nefasta mentalidad de siervos “cultos” e incultos; y para completar el folclore, de siervos “revolucionarios”.
La solución está en la gente, en la medida en que se convierta en una ciudadanía consciente y activa. Y eso requiere tiempo, educación, organización y la construcción de un programa democrático para la nación.
Es urgente sacar la filosofía a las calles y caminos para beber café con la gente; y después de ganar respeto, volver a las aulas con nuevo brillo.
Ellacuría, Mons. Romero y todos nuestros mártires siguen vivos…
*Docente e investigador social.