Por: Scarlett María Silhy
Te miro de lejos,
pero tan de cerca
mi corazón te piensa,
mi mente te requiere,
mi alma te llama
y mi ser tu dilección nombra.
Te veo desde la médula del amor
no con los ojos que sólo ven,
sino con aquellos que observan,
que sienten
y que sobre todo hablan;
con los que puedo contemplarte
y sin mayor alarde,
desde mi afecto, acariciarte,
siendo tu mirada mi magistral encuadre,
quien por sí sola hable.
En el silencio del sentir,
cuyo significado sustancial,
no siempre se puede describir,
tu querer se torna
en el vestir de mi alma
y el sentimiento que mi intelecto en constante declama.
Te miro y no te encuentro,
Te siento y a veces tampoco te encuentro;
Lo que sí se,
Es que tu mirada
Es la mejor confluencia de afecto,
Que dos seres humanos
Pueden sin mayores palabras,
Regalarse mutuamente.
Cuando nuestros vocablos trasciendan su significado,
Sabremos que nuestras miradas,
Fueron
Y seguirán siendo
La más bella temporada.