Educación, una desilusión…

No puede haber una auténtica reforma educativa, con la ausencia de las personas y su realidad. Cualquier esfuerzo en este sentido, simplemente será un engaño más a la nación. La educación está lejos de ser la Solución para nuestro país; ya que fundamentalmente, los intereses de la nación no coinciden con los intereses de los sectores dominantes. Y cuando decimos, intereses de la nación, nos referimos al bienestar que la misma Constitución señala para el soberano.

Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre*

Cuando se aplicó la prueba PAES por primera vez, la ministra de educación, Evelyn Yacir, indicó que uno de los objetivos centrales de la prueba era, medir el funcionamiento del sistema educativo, para ir determinando los refuerzos al sistema que se tenían que dar. Por arte de magia, los políticos areneros convirtieron la prueba en una medición del estudiantado; eso mismo convirtió a los jóvenes en culpables de la mala educación en el país.

Con el FMLN fue la misma canción; improvisación, falta de proyecto de nación y falta de apuesta por la niñez y juventud. Los paquetes escolares que beneficiaban a la familia y, ayudaban a reactivar la economía, lo dejaron fracasar por la tardanza en los pagos y que terminó quebrando a muchos artesanos zapateros y a talleres de costura que entraron al programa. Es más, permitieron la corrupción al interior del programa y mucha gente tuvo sus fracasos.

Ahora tenemos la prueba AVANZO, que de igual manera termina evaluando al estudiante y no tanto al sistema. No obstante, tiene otra estructura, en la cual incluye la prueba de nivel de inglés, (seguimos exportando gente y no productos) la orientación vocacional y, un apartado de Habilidades socio emocionales.

Nosotros creemos que hay que evaluar el sistema educativo y también su concreción de avance en el estudiantado. Lo primero nos servirá para tener un diagnóstico del sistema educativo por región o por departamentos, y por el otro lado, nos servirá para constatar el estado de nuestros estudiantes. Y eso nos lleva a ir a la raíz de los problemas, cosa que por supuesto no gusta a los Intereses en juego y al poder que le representa.

La educación no es una casilla desligada de la realidad social del país. Educación tiene que ver con el Proyecto de nación que por cierto carecemos. -Ah, sí, tienen razón, hay unos escritos por allí que hicieron unos amigos. Y, por cierto, consultaron a algunas personas. Gente muy meritoria, por cierto-. Pero un auténtico proyecto de nación implica un proceso de diálogo amplio de todos los sectores: políticos, empresarios (que a veces son lo mismo), gremiales de trabajadores, academia, iglesias serias (también hay las que no lo son, ni serias, ni iglesias), centros de pensamiento, los jóvenes y la población en general. Eso sí sería revolucionario.

Pero bueno, la educación no está desligada de la economía, de la política, del presupuesto de la nación, que por cierto es la expresión de la voluntad política del grupo gobernante. Hasta ahora, educación y salud, tienen sabor a gasto y no a inversión. Acá ya no empieza a gustar la cosa, porque dicen algunos que, mezclar estas áreas es hacer politiquería, y al gobierno lo puso Dios y hay que callar. Conste, que no estoy chocando aún, con ciertos hermanos evangélicos y menos con el arzobispo católico.

Dice don Bruno Latour: “Pero si usted no habla de las cosas en sí, ni de los humanos entre ellos, es porque no habla más que del discurso, de la representación, del lenguaje, de los textos.” Y más adelante agrega: “Pero que una delicada lanzadera haya unido al cielo, la industria, los textos, las almas y la ley moral, eso es lo que sigue siendo ignorado, indebido, inaudito.”1

En algo coinciden los que no quieren una verdadera educación para el pueblo, con los abundantes críticos revolucionarios que andan por allí. No parten de la Realidad actual de nuestra gente y su educación.

Como docente universitario recibo alumnos que ni siquiera saben leer bien y menos escribir. Y vienen de centros públicos y privados. También debemos señalar que llegan muchos alumnos del interior del país y del área metropolitana de escuelas e institutos públicos con una excelente base. Eso solo puede significar el compromiso personal, vocacional de auténticos maestros que se fajan en el sector público, mal pagados, por cierto. Ahora bien, que lleguen del sector privado, de colegios caros, con esos niveles tan bajos; sólo puede significar que están vendiendo una mercancía que no tiene la calidad que te han prometido. Y eso nos lleva, al hecho de que han convertido la educación en una mercancía más, para todo aquel que quiera y pueda pagar. ¿Y no que la educación no tiene nada que ver con el mercado? Discursos… y pobres.

Enfrentamos a estudiantes que te dicen y no con mala voluntad y si mucha sinceridad: “No me gusta leer, es aburrido.” Y te lo sueltan como hecho consumado, algo así como, me quiere así o lo deja. Definitivamente los jóvenes tienen también una alta dosis de responsabilidad por el tipo de educación que tenemos. ¿Y sin una juventud consciente, digna y soñadora, quién va a presionar por una educación realmente de calidad? Esta es una realidad que no podemos obviar. Años en que el sistema se encargó de expulsar gente, de hacerles entender que acá no hay posibilidades, que usted estudia y no consigue trabajo, que contacto mata currículum etc, etc. Toda esa subcultura de las redes sociales que les hace soñar con ser influencer, estrella, dinero etc. Algo así como emprendedores de las redes. Esa cultura que te dice que tener las cosas de manera fácil no es malo, sino que, demuestras que eres más listo que los demás. Que pagar porque te hagan las tareas es algo normal y hasta gracioso. Imagínense, los jóvenes, nuestros jóvenes pagando 5, 6, 10 y hasta 20 dólares si la tarea es ya para mañana y la estás pidiendo por la noche.

Tiene razón la Dra. Marcela Brito cuando dice en Facebook: “Nunca termino de maravillarme: no de la falta de lectura comprensiva, que es gravísima y evidentísima en casi todos los ámbitos, sino sobre todo de la falta de lectura a secas. Como que la gente ya no es capaz de pasar del encabezado de una noticia, aunque haya más texto o simplemente deba abrir el enlace para leer el contenido.

Así que no, que no me vengan con que la educación bancaria y que el pensamiento crítico ni que ocho cuartos: enseñar simple y sencillamente a leer es lo primerísimo y básico antes de cualquier otro vuelo de marihuano que se quieran dar los que reniegan de la educación formal porque no tienen la disciplina ni las habilidades para terminar una carrera de forma exitosa. Son la otra cara de la moneda de los analfabetas funcionales, que también dicen que no vale la pena estudiar porque cualquier habilidad de orden superior en el desarrollo cognitivo se gana a la empírica.

De nada sirve andar hablando basura y media, despotricando de los sistemas educativos, cuando el grueso de la población no sabe leer y los pelmazos que saben hacerlo, no lo hacen; y peor, cuando los que tienen recursos para estudiar deciden no hacerlo porque se creen mejores que el sistema educativo formal. Cualquiera puede hablar lo que quiera, pero sin educación básica sólida y mínima, no hay habilidades de pensamiento crítico, de análisis, síntesis, comparaciones, memoria colectiva y demás, siempre será fácil estafar a la gente y llenarle la cabeza de odio.”

Sabias palabras de Marcela. Invito pues, a que empecemos a reflexionar, a proponer, a incentivar una verdadera reforma educativa para nuestro país. Una reforma en la cual las personas sean sujetos y no simples objetos de mentes brillantes, de expertos sublimes y más. Una verdadera, realista e integral educación, qué valore no solo la ciencia y la técnica, sino también las bellas artes, y que éstas sean valoradas justamente. Sólo con el compromiso serio de todos y todas, sobre todo de los jóvenes empujando los cambios, convertiremos a la Educación en una verdadera solución.

*Investigador y Docente universitario.

Nota.

1- Bruno Latour; Nunca fuimos modernos; 2007, Siglo XXI Editores, Argentina. Pags. 20 y 21

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